miércoles, 29 de enero de 2014

El Passet de la Rabosa


     Una de las excursiones más bonitas que podemos realizar por nuestra comarca es la de la ruta botánica del Pas de La Rabosa en la ladera norte de la Sierra Aitana.
     Desde el pueblo de Benifato en el Valle de Guadalest, se accede a la Font de Partagás (este recorrido lo haremos en coche, de 4 a 5 Km.),  allí aparcaremos y gozaremos un momento de su agua fresca y cristalina, llenaremos la cantimpora y tomaremos ya a pie el camino que nos conducirá a la entrada de la senda de la ruta (está señalizada).
     Deberemos de ir en primavera o terminando ésta, ya que la temperatura es fresquita. Toda la ruta está plagada de distintas plantas y flores silvestres que crecen por doquier.
     Pasaremos por la Font de l'Anouer, veremos dos neveros, la Font de La Forata y la enorme bola de la cumbre. Continuaremos ascendiendo y llegaremos al Pas de la Rabosa, un estrecho entre dos paredes rocosas en las que apenas cabe una persona y por donde accederemos a la cumbre, aunque no al punto más alto porque es zona militar.
     Desde allí admiraremos las formidables vistas del mar, de los pueblos de alrededor y de la mayoría de las montañas de la provincia y si el día es claro se ve perfectamente Ibiza. 
     Unas grandes simas provocadas por hundimientos de hace millones de años y una gran falla culminan la misma cima de Aitana.
     Se puede regresar por donde hemos accedido o volver por una senda en dirección a levante pasando por Peña Alta hasta llegar al Coll de Tagarina desde donde cogeremos la pista forestal hacia la izquierda para terminar de nuevo en la Font de Partagás.
     Aproximadamente son unos 10,40 Km. y fácil de realizar.




















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viernes, 24 de enero de 2014

El conde de Clavijo y Marqués de Auñón compraba las algarrobas en Villajoyosa. Año 1738


     Don Miguel de Sada y Antillón, conde de Clavijo y marqués de Auñón, siendo teniente general de la Real Armada Española y comandante general del Departamento de Cartagena, se carteaba con asiduidad con un ciudadano de Villajoyosa miembro de una pudiente e influyente familia.
     Aunque hay algunas más, la carta que ahora publico es la petición de que se le manden las algarrobas que el conde compraba en La Vila que no debían de ser pocas ya que se utilizaba un navío para transportarlas hasta Cartagena.
     Para que podamos conocer un poco a este importante personaje, haré una breve reseña de él.
     Nació en Tudela (Navarra), heredó el título de conde de su madre. Al ser admitido en la Orden de Malta, se incorporó a sus galeras, dando principio a una vida de marino, en ellas permaneció hasta que pasó a la Real Armada Española, siendo aceptado por el Rey Carlos II de Austria.
     Gran parte de su vida como marino la pasó navegando entre las posesiones españolas de ultramar y combatió en multitud de ocasiones a los piratas y corsarios que en gran cantidad asolaban los mares.
     En el año 1715 participó en la recuperación de la isla de Mallorca que se encontraba en poder de los ingleses.
      En 1730, como comandante de escuadra al frente de una división naval, navegó por el Mediterráneo para frenar la piratería y los corsarios berberiscos. Esta misión se la volvieron a encomendar al año siguiente.
     En 1734 ascendió al grado de teniente general y en junio de 1735 se le otorga el cargo de comandante general del Departamento de Cartagena, permaneciendo en el mando hasta mayo de 1739 por haber sido puesto al frente de una Flota de Indias, cosa que no ejerció ya que no pudo zarpar por falta de alistamiento. Regresó a Cartagena para tomar de nuevo el mando del Departamento y estando en el cargo le sobrevino la muerte el día 9 de junio de 1741.
     En otra ocasión publicaré otras cartas del mismo conde dirigidas al ciudadano vilero y cuyo contenido tienen divertidas y curiosas pinceladas.



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lunes, 20 de enero de 2014

Fundación de un mayorazgo en Benimantell. Año 1748


     Según el diccionario de la RAE, el mayorazgo es una institucion que tiene por objeto perpetuar en la familia la propiedad de ciertos bienes con arreglo a las condiciones que se dicten al establecerlo. El fin del mayorazgo era evitar la disgregación de las fortunas y en España estuvo vigente hasta la Ley Desvinculadora de 1820.
     En el caso que nos ocupa, este mayorazgo se fundó en Benimantell por un vecino de Bellreguard (Valencia) que poseía numerosos bienes en nuestra comarca y solicitó al Rey D. Felipe V que le fuera concedida Real Licencia para fundar la institución de un mayorazgo en la persona de su hjo.
     El monarca lo autorizó, concediendo la Licencia Real en Aranjuez el 9 de junio de 1744, pero advirtiendo que a los demás hijos que tenía o tuviese en el futuro no les podía dejar sin los bienes necesarios para que pudieran vivir decentemente, así como la parte correspondiente de sus legítimas.
     En el apartado de los capítulos y condiciones, el fundador del vínculo dejó bien claro que éste pasaría de padres a hijos primogénitos, pero solo varones y solo a falta de hombres en la familia, serían las mujeres las que podían ostentar.
     No se podían vender, partir, cambiar ni separar los bienes del mayorazgo, ni parte de ellos, bajo pena de perderlo todo.
     Los titulares tenían que tener obligatoriamente el apellido del fundador y los sucesores en caso de tener hermanas legitimas tenían que dotarlas de usufructos y rentas pero nunca de la propiedad.
     Tenían que ser católicos y cristianos y no haber cometido traición a la corona ni delitos de lesa majestad y tampoco de herejía.
     Los poseedores del mayorazgo, pasados cuatro años de la muerte del fundador, tendrían la obligación de pagar la cantidad necesaria para que se celebrasen perpetuamente todos los domingos a las 12 una misa en la iglesia parroquial de Villajoyosa.
     En enero de 1748 se fundó el vínculo y el 15 de noviembre de 1751 se dio la posesión de dicho mayorazgo en Benimantell.




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jueves, 16 de enero de 2014

Trillar en la era


     La trilla es una labor que los campesinos de nuestra comarca han venido realizando desde siempre, es tan antiquísimo que los antiguos egipcios y los antiguos romanos ya lo realizaban.
     A principios de los años 50, esta labor se mecanizó con las segadoras. Aunque la trilla siguió siendo tradicional, actualmente todo el trabajo desde la siega hasta la separación de la paja y el grano, lo realizan las modernas cosechadoras.
     En algunos pueblos de La Marina Baixa se recuerda esta tradición realizando la fiesta de la trilla. Uno de esos pueblos es Relleu y estas son algunas fotografías de la celebración de esta actividad.










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lunes, 13 de enero de 2014

El Hospital Asilo de Villajoyosa


         ¿Quién no conoce el Hospital Asilo de La Vila? Esa institución vilera de la que todos los vileros, de nacimiento y de adopción, nos sentimos orgullosos.
       Desde antaño, el pueblo de La Vila sintió preocupación por sus mayores y por los más necesitados y además, no olvidemos que Villajoyosa es la capital histórica de la comarca y como tal tenía que tener entidades, centros y lugares que fuesen del prestigio que merecía la capitalidad y una de ellas fue el Hospital.
           En el año 1668 se adquirió un edificio para el Hospital-Asilo municipal.
          A principios del siglo XVIII, más concretamente en el año 1714, esta institucón ya funcionaba en La Vila Joiosa como así lo atestigua el documento adjunto del año 1715.
       Pero fue un siglo después, en el año 1807, cuando a través de donaciones de la gente más pudiente, la aspiración de todo un pueblo se convirtio en realidad y se pusieron en marcha las obras para la construcción de lo que fue el moderno Hospital Asilo y que posteriormente se convirtió en el contemporaneo que todos conocemos.
         Muchas han sido las personas que mediante donativos y aportaciones lograron que la institución se mantuviera, subsistiera y en ocasiones creciera y alguna que otra mención a título privado se emitió desde el ayuntamiento para agradecer los esfuerzos efectuados para ello y sobre todo mencionar el gran trabajo que realizaron y siguen realizando las Hermanas Salesianas pero lo que no cabe duda es de que el Hospital Asilo de La Vila es fruto del esfuerzo, de la labor y del sueño de todo un pueblo. Villajoyosa.



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martes, 7 de enero de 2014

Los procuradores de los señores feudales en los siglos XVII y XVIII




LOS PROCURADORES Y ARRENDATARIOS DE LOS SEÑORÍOS EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII

Durante varios siglos en los que los señores feudales eran los dueños de casi todo y evidentemente les era casi imposible controlar personalmente todas sus posesiones, fueron apareciendo las figuras o personajes que con el nombramiento del señor los representaban en las tierras o lugares que estos poseían.

Esto fue así hasta que se abolieron los feudos y señoríos. La abolición de los señoríos o abolición del régimen señorial en España fue un proceso histórico realizado a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, desde que se aprobó por primera vez en las Cortes de Cádiz el 1 de julio de 1811 hasta su definitiva puesta en vigor en agosto de 1837 por la propia Constitución de ese mismo año  que suprimió definitivamente los señoríos.

Pero como entre los documentos originales que poseo y que además se refieran a este tema son de los siglos XVII y XVIII, he ahí el título de esta publicación.

En esos siglos, todos o casi todos los señores feudales eran dueños de más de una villa, pueblo o lugar y eso era así porque en el transcurso del tiempo una de sus ocupaciones era la de casarse con otros nobles para incrementar su poder y patrimonio por lo que era habitual que un conde fuera además duque o barón o marqués, es decir, que tuviera más de un título nobiliario.

Aunque los amos disponían de sus propias mansiones en sus villas y pueblos, la mayoría de las veces, residían en sus palacetes de las grandes ciudades y para que sus tierras y posesiones estuvieran controladas, disponían de uno o varios representantes a los que se les llamaba procurador y solían vivir en las casas del amo y prácticamente en los pueblos que ellos controlaban se comportaban igual que el señor, disponiendo también de los derechos que el dueño tenía sobre las cosas y personas del lugar.
En ocasiones, cuando eran varias las villas que poseía y su procurador no podía controlar todas las tierras, para ahorrarse el señor los cuantiosos gastos que acarreaba otro representante, decidía arrendar el pueblo con su término y es cuando surgió la figura del arrendador. Los arrendadores, a cambio de una cantidad pactada, firmaban con el señor un contrato en el que se exponían todas las condiciones por las cuales el arrendador ocupaba el lugar del dueño y se hacía cargo de las tierras con sus cosechas, de los molinos, de las casas, de los impuestos que los habitantes tenían que pagar y en ocasiones de impartir justicia en el señorío. Todo esto durante el tiempo que acordaban en el contrato. (Podéis leer en este mismo blog la publicación del día 30 de octubre de 2013 titulada “Arrendamiento del señorío de Relleu. Año 1727”. El señor de Relleu era al mismo tiempo Conde de seis pueblos y Marqués de tres). En ocasiones, el encargado de firmar los contratos era el procurador ya que el señor estaba muy ocupado en acudir a recepciones, reuniones o fiestas con la gente de su misma condición.

Muchas tierras de los señoríos eran trabajadas directamente por sus propietarios, así llamados porque eran suyas propias pero con un dominio del señor feudal que cobraba impuestos de ellas y de sus cosechas, así mismo cuando un propietario decidía venderlas, no podía hacerlo sin antes obtener la licencia del señor, que podía darla a través del procurador o del batle, que era el encargado de administrar justicia en nombre de éste. Si lo hacían sin autorización, incurrían en pena de comiso.

Así mismo cuando un campesino o residente en el dominio territorial del señor quería abandonar la vivienda, casa de campo o masía para marchar a otro pueblo, no podía hacerlo sin la licencia del señor o representante, ya que de hacerlo, las tierras se quedaban sin trabajadores por lo que en ocasiones se autorizaban las marchas después de que se encontraran sustitutos, ya fueran por una parte o por otra.

Acompaño a este escrito un documento del año 1639 sobre una licencia otorgada a un propietario de tierras de Orxeta en las que el batle y además procurador general del Comendador de dicha villa, se la concede para que pueda venderlas a otro no sin antes recordarle los impuestos y derechos que tiene el Comendador como señor directo.



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