Los
Estatutos de Limpieza de Sangre eran estatutos raciales y dependían del origen
y la ascendencia de una persona, por lo que se tenía considerado un crimen el
pertenecer a la “Casta de judíos nuevos” o a los moriscos.
En el documento adjunto cuyo original consta de nueve folios escritos por ambas
caras con el membrete del Rey Carlos III, el abogado vilero Don Juan Mayor y Bernabeu,
justifica y prueba las calidades de vida y costumbres que había llevado hasta
entonces, así como las honras de sus antepasados que fueron (según dice)
temerosos de Dios.
En esta escritura, varios vecinos de Villajoyosa tuvieron que atestiguar que los
padres y ascendientes del señor abogado siempre habían sido tenidos por
reputados cristianos viejos, de buena raza y rectas intenciones, que ni por
línea paterna ni materna se había sospechado nunca que tuvieran raza de judíos
ni que hubieran sido condenados por el Santo Oficio ni por el Tribunal de la
Inquisición.
Claro que los testimonios solo podían
remitirse a lo que ellos sabían por haberlo oído y a la fama del personaje y su
familia, por lo que la imparcialidad de los testigos solo podía ser presunta,
sobre todo en las grandes ciudades ya que en las pequeñas poblaciones donde
todos se conocen, siempre ha existido y aún continúan las etiquetas de la buena
o mala fama familiar e individual.
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