miércoles, 25 de junio de 2014

El proceso repoblador tras la expulsión de los moriscos en el señorío de Relleu. (Mª. Carmen Claver Cortés) 1ª Parte



Extracto de la memoria de licenciatura dirigida por el Dr. Antonio Gil Olcina, presentada en la Universidad de Alicante (1982).


1ª PARTE

 
     La comarca de la Marina estaba ocupada por musulmanes, quienes formaban el grueso de la población, mientras que los cristianos eran una minoría. Como consecuencia de ello el enfrentamiento entre ambas comunidades era una constante. Las zonas consideradas como extremadamente peligrosas serán las del interior y las costas. El 1 de enero de 1530 se publica un bando por el que se impone la pena de muerte a los moriscos de la región valenciana que sin permiso mudasen de domicilio o penetrasen en los lugares o términos de Polop, Callosa, Finestrat, Bolulla, Orcheta, Sella y Relleu.
     El 25 de octubre de 1609 tendrá lugar una gran rebelión morisca, a consecuencia de los bandos realizados sobre los bienes de los moriscos. Se extiende desde Jalón a Relleu, Finestrat, Guadalest, Planes, Gallinera, Vall de Laguart, su fortaleza y englobando a unos 15.000 sublevados. Los rebeldes fueron sometidos totalmente en noviembre.
     La situación era de conflicto generalizado. La expulsión comenzó a fines de 1609 y finalizó en febrero de 1612. Relleu quedó prácticamente despoblado. Cavanilles señala que a primeros del s. XV el lugar contaba con unos 115 vecinos y casi el doble dos siglos después, siendo la mayoría de aquéllos, moriscos. Tras la expulsión sólo quedaron unas 15 familias de cristianos viejos.
       Figueras Pacheco indica que a primeros del s. XV, Relleu contaba con un centenar de familias, duplicándose dicho número en el s. XVI. A fines del s. XVIII los vecinos eran 531 y en el 1847, eran 615, sin embargo no hace referencia alguna a la población que quedó tras la expulsión.
     Sin embargo, los señores de lugares tendrán graves dificultades para llevar a cabo la repoblación.
     Por ello, los órganos dirigentes se verán en la necesidad de eliminar los posibles impedimentos o trabas a aquélla. El 12 de enero de 1611 se ordena a los señores, poblar los lugares «segons voldran y podran en un plazo de seis meses», sin especificar ya las condiciones.
     A pesar de las iniciativas oficiales, en 1646 muchos de los antiguos núcleos moriscos permanecían despoblados. Esta situación era más acusada en las zonas montañosas, las cuales en base a su naturaleza abrupta, no atraían a los nuevos colonos.
     En el caso de las zonas montañosas, como es el caso del señorío de Relleu, el atractivo que ejercía la zona era sumamente escaso. Por ello el titular del señorío, en este caso, intentará por todos los medios atraerse a los repobladores, disminuyendo la opresión y relajando las condiciones del asentamiento.
     Cavanilles señala que el lugar de Relleu tras la expulsión de los moriscos quedó poblado por 15 familias de cristianos viejos, y continua relatándonos la repoblación que sufrió la zona posteriormente, hasta alcanzar en el s. XVIII la cifra de 531 habitantes:  « Por la escasez de brazos se dexaba poco menos que inculto el termino de legua y media de diámetro; pero las abundantes aguas que facilitan riego a 150 jornales de huerta, frutos y lo templado, sano, fértil de aquel recinto atraxeron nuestros vecinos, que sucesivamente se han ido multiplicando hasta el actual número de 531.
     Si descartamos la atracción del medio físico hemos de buscar otras causas, derivadas especialmente del régimen de tenencia de la tierra. Se puede señalar que la relajación de las condiciones de los establiments y de la relación señor-enfiteuta, son el atractivo fundamental, que determinará ese incremento lento, pero progresivo, de la población.
 ---

     El documento adjunto es una escritura de reconocimiento de deuda de uno de los primeros pobladores cristianos de la villa y castillo de Relleu realizada en 1657, año en el que el señorío de esta villa seguía necesitando pobladores.

     Es muy posible que las 69 libras que este vecino de Relleu solicitó en préstamo, lo fueran para la compra de tierras ya que para propiciar la repoblación, el conde de Elda y señor de Relleu no tuvo más remedio que disminuir las cargas y relajar considerablemente las condiciones de los nuevos colonos.



Se autoriza la reproducción de la información propia del autor de este blog contenida en esta publicación, siempre que la fuente sea citada. El documento se adjunta incompleto, en caso de que te interese la totalidad del mismo, ponte en contacto con el autor del artículo.


miércoles, 18 de junio de 2014

Los Baños de Neptuno de la playa de Villajoyosa

     En las fotografías y postales de los años 60 y 70 del pasado siglo, su imagen era obligada ya que fue un símbolo de la playa de La Vila.
     Pocas personas saben cómo y porqué se construyó ese edificio de madera sobre el mar y aunque en este artículo no se cuenta toda la historia de la emblemática construcción, si que aporta datos de interés.

     En la Gaceta de Madrid (el entonces Boletín Oficial del Estado) del día 11 de octubre de 1915, se publicó la autorización por parte de la Dirección General de Obras Públicas del Ministerio de Fomento para la instalación de un balneario en el sitio denominado Punta Almellés de la playa de Villajoyosa.
     La autorización se concedió a D. Andrés Martínez Segarra en vista de la favorable información por parte del Ayuntamiento, del comandante militar de marina, de la Jefatura de Obras Públicas, del Gobernador Civil de la provincia y de los ministerios de Guerra y Marina y considerando que la petición no causaba perjuicio a los intereses públicos ni a los particulares.
     Esta autorización se basó en unos puntos entre los cuales estaban:
     - El replanteo de las obras correría a cargo del ingeniero jefe de la provincia o en quién él delegara.
      - La construcción sería vigilada por la Jefatura de Obras Pública o ingeniero delegado.
      - Las obras deberían quedar terminadas en seis meses a partir de la aprobación del replanteo.
      - El peticionario debería depositar como fianza el 1% del presupuesto de las obras.
    - El concesionario quedaba obligado a dotar al establecimiento de los artefactos de salvamento como cabos, botes, salvavidas, etc. que a juicio de la Autoridad de Marina se considerasen necesarios para evitar peligros a los bañistas.
      - Todos los años y con la debida anticipación, el concesionario daría conocimiento a la Autoridad de Marina de la fecha de apertura, a fin de revisar los efectos de salvamento.
      - La autorización se entendía sin perjuicio de tercero, por un plazo de 20 años y a título precario, quedando el concesionario obligado a hacer desaparecer el balneario en el plazo que se señalare si el espacio ocupado fuese necesario para otra obra de interés general, sin derecho a indemnización alguna.

      Adjunto las páginas de la Gaceta de Madrid en las que se publicó la autorización, así como algunas fotografías del emblemático edificio que durante unos 60 o 70 años simbolizó a la playa de Villajoyosa.





Se autoriza la reproducción de la información contenida en esta publicación, siempre que la fuente sea citada.

martes, 10 de junio de 2014

Las epidemias a lo largo de la historia.



     Como continuación al trabajo publicado en este blog el pasado día 3, en el que apunto la sucesión de epidemias en La Vila desde que fue fundada en el año 1300, prosigo con el relato de parte de un artículo de Luis Ribot editado en El Cultural el día 1 de Junio de 2006.
         --“José Luis Betrán en su libro “Historia de las epidemias en España”, escoge un período cronológico que abarca desde la peste negra de mediados del siglo XIV hasta la gripe de 1918-1919, un amplio espacio de tiempo marcado por diversos contagios epidémicos más o menos generalizados y mortíferos, con sus diferentes tipos de enfermedades (peste, tifus, viruela, paludismo, fiebre amarilla, difteria, cólera, tuberculosis, gripe,)
       ¿Qué podía hacerse frente a los apocalípticos y esporádicos azotes de la muerte? La segunda parte del libro se detiene en el universo cultural y mental. La especial incidencia en las ciudades ante la mayor concentración humana y las precarias condiciones higiénicas; los consejos de la medicina para evitar o curar el contagio, en su ineficaz combate contra la epidemia; la idea de la difusión por el aire; las sangrías, cauterizaciones y fármacos recomendados; la lenta lucha por sacar los cementerios fuera de las ciudades, los duros métodos de purificación y aislamiento, la desigual incidencia social de la epidemia, la alteración egoísta de las relaciones humanas y familiares… También la interpretación religiosa y sus múltiples efectos sacralizadores y de disciplinamiento social, incluido el incremento de las donaciones a la Iglesia.

En toda esta historia compleja, el papel más positivo sería el de quienes optaron por el combate científico, desde los ilustrados que lucharon contra la viruela mediante la inoculación y posteriormente la vacuna, a médicos como el doctor Ferrán y su vacuna anticolérica, a finales del siglo XIX”.
He aquí algunas de las enfermedades que ocasionaron epidemias y diezmaron las poblaciones, siendo el siglo XIX el período en que se sucedieron con más asiduidad:
El cólera: Penetró en España por el puerto de Vigo, siendo virulentas las epidemias de 1833-1834, 1854-1855, 1865 y 1885 año en que ya se conocía la causa.
La gripe: La epidemia de 1918-1919 fue la más letal de la historia de la humanidad ya que en un solo año mató entre 50 y 100 millones de personas.
Fiebre amarilla: En al año 1821 hubo brotes en las provincias de Alicante, Valencia, Barcelona y Sevilla, entrando a través de sus puertos.
Difteria: Una gran epidemia en España entre los años 1879 y 1885.
Sarampión: Varias epidemias en el último tercio del siglo XIX.
Tuberculosis: A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX afectaba más a los jóvenes, siendo vista la muerte en el Romanticismo como una liberación; y el suicidio o el abandono total hasta contraer la Tisis constituía una meta admitida y deseada. (Enrique de la Figuera Von Wichmann).
La viruela: Altamente contagiosa. El último caso conocido en el mundo fue en 1977. La OMS la declaró extinguida en 1979.
Paludismo (malaria): Actualmente se producen en el mundo 200 millones de casos anuales.
La peste negra: Se originó en el siglo XIV (1347 a 1350) y acabó con la mitad de la población de Europa. Entre 1646 y 1665, la muerte negra amenazó de nuevo.
La Guerra de La Independencia resultó la más letal de todas las guerras españolas contemporáneas. La alta mortalidad se debió a las consecuencias de la contienda: junto a las víctimas directas de la guerra (afectó más a la población civil que a los combatientes), hizo aparición la hambruna y las epidemias infecciosas. La peste dejó paso al paludismo y a las plagas de tifus, fiebre amarilla, cólera; y a brotes de sarampión, viruela, gripe, escarlatina y difteria (el garrotillo).
En el fondo del problema subyacía el subdesarrollo económico, el bajo nivel de vida (problemas alimenticios, ropa, vivienda, mala higiene y pésima salubridad pública). La esperanza de vida entre 1860 y 1887 era de 29 años, enormemente inferior a la media europea.
Después de la guerra contra el francés, cualquier pueblo de España podría estar inmerso en una epidemia y las autoridades dispusieron que para viajar de un sitio a otro, las personas se tenían que proveer de un salvoconducto sanitario en el que se certificara además de la procedencia, el destino y la seguridad de que el pueblo o villa de origen estaban libres de todo mal infeccioso, además de que guardaban y vigilaban la admisión de personas originarias de lugares sospechosos de padecer tales males.
El documento adjunto es uno de esos certificados emitidos por las autoridades de Villajoyosa a nombre de un acaudalado ciudadano y su criado para poder viajar hasta Valencia.


Se autoriza la reproducción de la información contenida en esta publicación, siempre que la fuente sea citada.