El artículo que expongo es un trabajo realizado por
el jefe del área de Arqueología del Ayuntamiento de Villajoyosa, Antonio Espinosa Ruiz y publicado por
la revista Lucentum XXV, 2006,
editada por la Universidad de Alicante.
Debido a la amplitud del trabajo realizado por el
Doctor Espinosa y teniendo en cuenta que mi intención es la de dar a conocer el
magistral artículo de este profesor, lo expondré en varias partes, siendo ésta
la primera. Por el mismo motivo he suprimido los planos, mapas o figuras así como
los superíndices, números de referencias y notas a pie o final.
Aconsejo a todos los entusiastas del tema que no se
pierdan la totalidad de la lectura de esta interesante obra a la que pueden
acceder en esta dirección: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/28320/1/Lucentum_25.pdf
1ª PARTE
LVCENTVM XXV, 2006
SOBRE EL NOMBRE DE LA
CIUDAD IBÉRICA Y ROMANA DE VILLAJOYOSA Y LA UBICACIÓN DEL TOPÓNIMO ALONÍS/ALONAI/ALLON
Antonio
Espinosa Ruiz
Área Municipal de
Arqueología, Etnografía y Museos de Villajoyosa
Área de Arqueología,
Universidad de Alicante
Resumen. En este
artículo revisamos la argumentación que realizamos hace diez años en nuestra Tesis
doctoral sobre la identificación de Alonís/Alonai/Allon
con la ciudad ibérica y romana de Villajoyosa, analizando las
recientes publicaciones de otros autores en las que se ha abordado esta
cuestión y poniéndolo todo a la luz de las nuevas evidencias arqueológicas. El
papel de este núcleo como lugar central de la comarca de la Marina Baixa y su
relevancia en el contexto de las costas valencianas en las épocas ibérica y
romana (en la que llegó a alcanzar el rango de municipium), así
como las importantes evidencias arqueológicas monumentales y muebles, hacen improbable
que su nombre no se viese reflejado reiteradamente en las fuentes grecolatinas.
Del mismo modo, Alonís/Alonai/Allon
son topónimos que aparecen en las fuentes clásicas (este último, en varias
ocasiones). Analizamos la coherencia con esas fuentes de su reducción a
Villajoyosa, que permite casar la ciudad privilegiada sin nombre y el nombre
reiterado sin ciudad.
En distintas publicaciones
anteriores hemos tratado la cuestión de la reducción del topónimo Alonís/Alonai/Allon
a la ciudad ibérica y romana de Villajoyosa (Alicante), respectivamente. En
nuestra tesis doctoral (Espinosa, 1996a) abordamos ya esta cuestión
directamente, acometiendo la argumentación que a nuestro juicio soporta esta
hipótesis –ya enunciada anteriormente por otros autores, sin desarrollarla–, y
que publicamos en 1998 en un artículo aparecido en la revista de investigación
Sarriá (Espinosa, 1998b). La aparición de nuevos datos que apoyan la
identificación que proponemos y la publicación en este intervalo de tiempo de
algunos trabajos en los que se aborda la cuestión del topónimo, con muy diferentes
propuestas, nos anima a exponer aquí los argumentos que hemos defendido
reiteradamente con anterioridad, revisando al tiempo el estado actual de la
cuestión.
Después de nuestros
trabajos de 1996 y 1998, las principales publicaciones recientes que han hecho
referencia a la ubicación de Alonís, Alonai y Allon son los de Josep Corell
(1999) y Pierre Moret (2000), y encontramos referencias en otros de Antonio García
Menárguez (2001), Guillermo Morote (2002) y Géza Alföldy (2003). En todos ellos
(particularmente en Espinosa, 1996 y 1998b; Corell, 1999, Moret, 2000 y Morote,
2002), se hace una completa revisión de la historiografía anterior y se recogen
un buen cúmulo de datos y de prolijas interpretaciones que huelga detallar aquí,
por lo que remitimos al lector a los mismos.
La
publicación casi simultánea de los trabajos de Corell (1999) y de Moret (2000)
es la causa de que ninguno de los dos analice los argumentos y las conclusiones
del otro, emanados por otra parte de diferentes puntos de vista: el de la
epigrafía latina y el de de la investigación de las culturas ibérica y griega.
Intentaremos, por tanto, abordar una síntesis que no es en absoluto fácil,
porque los distintos autores han realizado un magnífico esfuerzo
interpretativo, basado en argumentos arqueológicos, filológicos y geográficos.
Sin
duda el asunto merece exprimir las fuentes hasta donde sea posible, hacer un
esfuerzo contextualizador de las mismas, cotejarlas con la realidad
arqueológica que conocemos y ponerlo todo junto en activa y en pasiva. Tampoco es
menos cierto, creemos, que las fuentes tienen un límite, y el estado de
nuestros conocimientos arqueológicos también, aunque en este segundo caso ese
margen avanza constantemente, y en los últimos tiempos a velocidad
considerable, arrojando nueva luz a la que contemplar los textos: de ahí que el
tema que abordamos esté en el candelero ahora más que nunca. El asunto lo merece,
decimos, porque Alonís/Alonai/Allon parece tener algunas claves importantes
para la arqueología protohistórica y
clásica
del Mediterráneo occidental y, por tanto, la cuestión no reviste una
importancia secundaria, relativa o de alcance meramente regional.
Para
empezar, Alonai es un enclave antiguo, mencionado por Artemidoro de Éfeso hacia
100 a. C. como «isla y ciudad de Massalia», es decir, como una población
griega, lo que retrotraería su problemática al menos al s. V a. C. y justifica
el revuelo científico y los ríos de tinta que se han vertido sobre su verdadera
entidad y su localización.
Alonís
es, probablemente, una de las «tres fundaciones de massaliotas» de las cuales
«la más conocida es Hemeroskopeion», a las que alude en el s. I a. C. otro
geógrafo griego, Estrabón (III, 4, 6), quien afirma que están situadas entre el
Júcar y Cartagena, «no lejos de dicho río» –lo que, dicho sea de paso, parece
cuadrar mejor con Villajoyosa que con Santa Pola, otra de las principales
candidatas, bastante más alejada del Júcar–. Todo ello ha provocado,
lógicamente, distintos posicionamientos al respecto de no pocos investigadores,
desde la aceptación sin más de éste y otros posibles asentamientos coloniales
al oeste de Emporion y Rhode hasta la negación de su existencia, pasando por
soluciones de compromiso, que actualmente parecen mayoritarias, y que aceptan
la posibilidad de barrios portuarios helénicos en enclaves indígenas (sobre
esta cuestión vid. Moret, 2000, 249-250). Todo ello se enmarca en cuestiones
generales que reclaman atención, como la intensa helenización de la cultura ibérica
desde el s. V a. C. (particularmente en la Contestania, entre el Júcar y
Cartagena); la fuerte relación comercial entre los gymnetes –más tarde
Contestanos– y los enclaves griegos del Golfo de León y, en relación con ello,
la aparición de los sistemas de escritura ibéricos, etc. P. Moret (2000, 249)
opina, precisamente, basándose en el análisis de las fuentes, que «malgré la
mention d’un lien avec Marseille, Alônis n’est pas expressement désignée comme
une fondation coloniale».
Por
otra parte, Allon es también un enclave reiterado en las fuentes romanas
imperiales: se trata, sin duda, de un lugar recurrente y destacado en nuestra
geografía antigua, y no puede ser reducido, de entrada, a un enclave secundario,
o de limitada duración temporal.
En nuestra opinión (como
argumentaremos a continuación) ambos topónimos, Alonís (probablemente la forma
helenizada de un nombre de ciudad indígena, algo común en los geógrafos
griegos) y Allon, hacen referencia a un mismo núcleo urbano, primero ibérico,
más tarde romanizado (hasta el punto de alcanzar la categoría de municipium
hacia 74 d.C. con la Lex Flavia Municipalis).
En palabras de E.
Llobregat (1983, 238) «ciudad más removida por los autores que ésta (en
referencia a Allon/Alonai/Alonís), y de la que se haya
hecho mayor número de reducciones, no la hay en toda la geografía alicantina».
De hecho, la identificación geográfica de este topónimo es una de las grandes
incógnitas históricas de la arqueología valenciana, con implicaciones importantes
para la arqueología peninsular.
En
las fotografías que se adjuntan podemos ver a un romano de Allon, posiblemente
uno de los capataces de la cantera de donde se extrajeron los sillares con los
que construyeron las termas públicas allá por la segunda mitad del siglo I.
La
segunda fotografía corresponde a los restos de un escudo que formó parte del
equipo de un guerrero ibérico alonita.
La
tercera de las fotos corresponde a una inscripción en un sillar que aún se
puede ver en Éfeso (actual Turquía) en el que parece que esté escrito el nombre
de Allon (fue lo primero que leí cuando lo vi).
Se
autoriza la reproducción de la información contenida en esta
publicación, siempre que la fuente sea citada.
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