miércoles, 16 de julio de 2014

SOBRE EL NOMBRE DE LA CIUDAD IBÉRICA Y ROMANA DE VILLAJOYOSA Y LA UBICACIÓN DEL TOPÓNIMO ALONÍS/ALONAI/ALLON



El artículo que expongo es un trabajo realizado por el jefe del área de Arqueología del Ayuntamiento de Villajoyosa, Antonio Espinosa Ruiz y publicado por la revista Lucentum XXV, 2006, editada por la Universidad de Alicante.
Debido a la amplitud del trabajo realizado por el Doctor Espinosa y teniendo en cuenta que mi intención es la de dar a conocer el magistral artículo de este profesor, lo expondré en varias partes, siendo ésta la primera. Por el mismo motivo he suprimido los planos, mapas o figuras así como los superíndices, números de referencias y notas a pie o final.
Aconsejo a todos los entusiastas del tema que no se pierdan la totalidad de la lectura de esta interesante obra a la que pueden acceder en esta dirección: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/28320/1/Lucentum_25.pdf


1ª PARTE


LVCENTVM XXV, 2006


SOBRE EL NOMBRE DE LA CIUDAD IBÉRICA Y ROMANA DE VILLAJOYOSA Y LA UBICACIÓN DEL TOPÓNIMO ALONÍS/ALONAI/ALLON
Antonio Espinosa Ruiz
Área Municipal de Arqueología, Etnografía y Museos de Villajoyosa
Área de Arqueología, Universidad de Alicante

 
Resumen. En este artículo revisamos la argumentación que realizamos hace diez años en nuestra Tesis doctoral sobre la identificación de Alonís/Alonai/Allon con la ciudad ibérica y romana de Villajoyosa, analizando las recientes publicaciones de otros autores en las que se ha abordado esta cuestión y poniéndolo todo a la luz de las nuevas evidencias arqueológicas. El papel de este núcleo como lugar central de la comarca de la Marina Baixa y su relevancia en el contexto de las costas valencianas en las épocas ibérica y romana (en la que llegó a alcanzar el rango de municipium), así como las importantes evidencias arqueológicas monumentales y muebles, hacen improbable que su nombre no se viese reflejado reiteradamente en las fuentes grecolatinas. Del mismo modo, Alonís/Alonai/Allon son topónimos que aparecen en las fuentes clásicas (este último, en varias ocasiones). Analizamos la coherencia con esas fuentes de su reducción a Villajoyosa, que permite casar la ciudad privilegiada sin nombre y el nombre reiterado sin ciudad.



         En distintas publicaciones anteriores hemos tratado la cuestión de la reducción del topónimo Alonís/Alonai/Allon a la ciudad ibérica y romana de Villajoyosa (Alicante), respectivamente. En nuestra tesis doctoral (Espinosa, 1996a) abordamos ya esta cuestión directamente, acometiendo la argumentación que a nuestro juicio soporta esta hipótesis –ya enunciada anteriormente por otros autores, sin desarrollarla–, y que publicamos en 1998 en un artículo aparecido en la revista de investigación Sarriá (Espinosa, 1998b). La aparición de nuevos datos que apoyan la identificación que proponemos y la publicación en este intervalo de tiempo de algunos trabajos en los que se aborda la cuestión del topónimo, con muy diferentes propuestas, nos anima a exponer aquí los argumentos que hemos defendido reiteradamente con anterioridad, revisando al tiempo el estado actual de la cuestión.
           
       Después de nuestros trabajos de 1996 y 1998, las principales publicaciones recientes que han hecho referencia a la ubicación de Alonís, Alonai y Allon son los de Josep Corell (1999) y Pierre Moret (2000), y encontramos referencias en otros de Antonio García Menárguez (2001), Guillermo Morote (2002) y Géza Alföldy (2003). En todos ellos (particularmente en Espinosa, 1996 y 1998b; Corell, 1999, Moret, 2000 y Morote, 2002), se hace una completa revisión de la historiografía anterior y se recogen un buen cúmulo de datos y de prolijas interpretaciones que huelga detallar aquí, por lo que remitimos al lector a los mismos.
La publicación casi simultánea de los trabajos de Corell (1999) y de Moret (2000) es la causa de que ninguno de los dos analice los argumentos y las conclusiones del otro, emanados por otra parte de diferentes puntos de vista: el de la epigrafía latina y el de de la investigación de las culturas ibérica y griega. Intentaremos, por tanto, abordar una síntesis que no es en absoluto fácil, porque los distintos autores han realizado un magnífico esfuerzo interpretativo, basado en argumentos arqueológicos, filológicos y geográficos.
Sin duda el asunto merece exprimir las fuentes hasta donde sea posible, hacer un esfuerzo contextualizador de las mismas, cotejarlas con la realidad arqueológica que conocemos y ponerlo todo junto en activa y en pasiva. Tampoco es menos cierto, creemos, que las fuentes tienen un límite, y el estado de nuestros conocimientos arqueológicos también, aunque en este segundo caso ese margen avanza constantemente, y en los últimos tiempos a velocidad considerable, arrojando nueva luz a la que contemplar los textos: de ahí que el tema que abordamos esté en el candelero ahora más que nunca. El asunto lo merece, decimos, porque Alonís/Alonai/Allon parece tener algunas claves importantes para la arqueología protohistórica y

clásica del Mediterráneo occidental y, por tanto, la cuestión no reviste una importancia secundaria, relativa o de alcance meramente regional.
Para empezar, Alonai es un enclave antiguo, mencionado por Artemidoro de Éfeso hacia 100 a. C. como «isla y ciudad de Massalia», es decir, como una población griega, lo que retrotraería su problemática al menos al s. V a. C. y justifica el revuelo científico y los ríos de tinta que se han vertido sobre su verdadera entidad y su localización.
Alonís es, probablemente, una de las «tres fundaciones de massaliotas» de las cuales «la más conocida es Hemeroskopeion», a las que alude en el s. I a. C. otro geógrafo griego, Estrabón (III, 4, 6), quien afirma que están situadas entre el Júcar y Cartagena, «no lejos de dicho río» –lo que, dicho sea de paso, parece cuadrar mejor con Villajoyosa que con Santa Pola, otra de las principales candidatas, bastante más alejada del Júcar–. Todo ello ha provocado, lógicamente, distintos posicionamientos al respecto de no pocos investigadores, desde la aceptación sin más de éste y otros posibles asentamientos coloniales al oeste de Emporion y Rhode hasta la negación de su existencia, pasando por soluciones de compromiso, que actualmente parecen mayoritarias, y que aceptan la posibilidad de barrios portuarios helénicos en enclaves indígenas (sobre esta cuestión vid. Moret, 2000, 249-250). Todo ello se enmarca en cuestiones generales que reclaman atención, como la intensa helenización de la cultura ibérica desde el s. V a. C. (particularmente en la Contestania, entre el Júcar y Cartagena); la fuerte relación comercial entre los gymnetes –más tarde Contestanos– y los enclaves griegos del Golfo de León y, en relación con ello, la aparición de los sistemas de escritura ibéricos, etc. P. Moret (2000, 249) opina, precisamente, basándose en el análisis de las fuentes, que «malgré la mention d’un lien avec Marseille, Alônis n’est pas expressement désignée comme une fondation coloniale».
Por otra parte, Allon es también un enclave reiterado en las fuentes romanas imperiales: se trata, sin duda, de un lugar recurrente y destacado en nuestra geografía antigua, y no puede ser reducido, de entrada, a un enclave secundario, o de limitada duración temporal.
      En nuestra opinión (como argumentaremos a continuación) ambos topónimos, Alonís (probablemente la forma helenizada de un nombre de ciudad indígena, algo común en los geógrafos griegos) y Allon, hacen referencia a un mismo núcleo urbano, primero ibérico, más tarde romanizado (hasta el punto de alcanzar la categoría de municipium hacia 74 d.C. con la Lex Flavia Municipalis).
        En palabras de E. Llobregat (1983, 238) «ciudad más removida por los autores que ésta (en referencia a Allon/Alonai/Alonís), y de la que se haya hecho mayor número de reducciones, no la hay en toda la geografía alicantina». De hecho, la identificación geográfica de este topónimo es una de las grandes incógnitas históricas de la arqueología valenciana, con implicaciones importantes para la arqueología peninsular.


En las fotografías que se adjuntan podemos ver a un romano de Allon, posiblemente uno de los capataces de la cantera de donde se extrajeron los sillares con los que construyeron las termas públicas allá por la segunda mitad del siglo I.

La segunda fotografía corresponde a los restos de un escudo que formó parte del equipo de un guerrero ibérico alonita.

La tercera de las fotos corresponde a una inscripción en un sillar que aún se puede ver en Éfeso (actual Turquía) en el que parece que esté escrito el nombre de Allon (fue lo primero que leí cuando lo vi).




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