10ª PARTE
LVCENTVM XXV, 2006
SOBRE EL NOMBRE DE LA
CIUDAD IBÉRICA Y ROMANA DE VILLAJOYOSA Y LA UBICACIÓN DEL TOPÓNIMO ALONÍS/ALONAI/ALLON
Antonio
Espinosa Ruiz
Área Municipal de
Arqueología, Etnografía y Museos de Villajoyosa
Área de Arqueología,
Universidad de Alicante
En
la primera parte de este artículo, el autor presenta un resumen del mismo,
revisando la argumentación que en su día realizó en su Tesis doctoral.
Según
la concepción de Llobregat, la sierra de Bèrnia, al N; y al sur el paisaje
quebrado de la «frontera-desierto» (en palabras de este mismo autor), formado
por barrancos y lomas chatas, que ocupa el paisaje costero entre Villajoyosa y
El Campello (en el que se encuentra la dificultad principal del cauce del riu
d’Aigües) suponían barreras infranqueables que limitaban la comunicación
exterior de la comarca de la Marina Baixa a la puramente marítima. Hay algo de
cierto en ello, en el sentido de que la comarca parece haber estado siempre
volcada al mar, debido precisamente a estos obstáculos, pero en modo alguno son
infranqueables, como veremos.
La
propia Via Augusta se desviaba al interior para evitar este tramo costero –es
decir, las montañas que rodean la Marina Baixa y caen perpendicularmente a la
costa, dificultando el paso a las comarcas vecinas– (cf. Roldán, 1973; Morote,
1979b; Llobregat, 1983; Abad Casal,1985a y Rosselló Verger,
1992). A Dianium tan sólo llegaba un ramal, el mismo que debió continuar hacia
el sur, para alcanzar Lucentum (cf. Espinosa, 1996).
Suscribimos
plenamente la siguiente afirmación de A. Rodríguez Colmenero (1985, 401- 402):
«lo normal en los trazados romanos de, sean éstas de la red oficial o
promovidas por los municipios, es que se prolonguen hacia ciudades próximas o
núcleos poblacionales de cierta importancia, de manera que ninguna ciudad, incluso
marítima, constituye fondo de saco alguno para cualquier tipo de vía terrestre,
salvo las que discurren perpendiculares a la costa. Por otra parte, la
existencia en esa dirección de centros litorales tan importantes como
Villajoyosa, el Tossal, Lucentum y Santa Pola, así como la misma importancia
económica del litoral levantino en época antigua, persuaden en el sentido de
que dicho camino, principal o secundario, tuvo que existir». Hay que tener en
cuenta que en los itinerarios no tiene por qué estar reflejada la totalidad de
la red viaria, aunque en nuestro caso, si es correcta la hipótesis de la
identificación de Allon con la ciudad de Villajoyosa, sí encontraríamos referencias
a la misma en varias fuentes.
En
el repertorio de caminos de Juan Villuga (1546-1950) se recogen ambas rutas.
Así pues, antes del gran desarrollo de las comunicaciones por tierra en el s.
XVIII, la Marina Baixa estaba regularmente conectada con la Marina Alta y con
l’Alacantí por la vía costera (cf. Piqueras y Sanchís, 1992). Este itinerario
da como hitos Denia, Jávea, Teulada, Calpe, Altea, ‘Bien Duermo’ (=Benidorm),
Villajoyosa y Alicante (vid. Arasa y Rosselló, 1995, 59).
Desde
Villajoyosa, el camino pudo seguir por la costa, en dirección a Calpe, donde
existe un importante poblamiento romano, para el que en su día propusimos su
identificación con un vicus asociado a una importante villa a mare, los Baños
de la Reina, a medio camino entre los municipios de Villajoyosa y Dianium: 20
millas romanas lo separaban de la primera y 24 de la segunda. Estos valores se
ajustan a una constante (modica interualla) detectada en general en el número
de millas que separan las mansiones, que se sitúan precisamente entre esos
valores, 20 y 24 millas.
Para
llegar a Calpe hubo de franquear las estribaciones de la sierra de Bernia,
entre ésta y el Morro de Toix, por el punto conocido como «collado de Calpe»,
mencionado con frecuencia en documentos de época moderna. Este lugar estuvo
controlado en época ibérica por el poblado de El Castellet (Calpe) –donde se
erigió posteriormente un castillo islámico y, en época moderna, una casa de
carabineros–. Su mera existencia invalida la hipótesis de la incomunicación comarcal
hacia el N por la línea de costa. Constituía un paso incómodo, con fuertes
pendientes, como quedaba reflejado en el Ytinerario de Catarroja a Alicante por
Alcoy y de Alicante al mismo punto de partida por el litoral ejecutada por los
capitanes del Cuerpo de E. M. del Ejército Don Nicolás Lloret y Reimer y Don
Manuel Cortés y Morales, datado en 1853 (Pastor, 1985): en este documento se lo
califica de «mal paso conocido en el país», y de «subida penosa». A la
dificultad del propio collado hay que añadir los cauces de algunos barrancos
que preceden a la subida por el lado de Altea.
No
obstante lo dicho, el collado de Calpe es la opción menos mala para franquear
la Sierra de Bernia y comunicar por el litoral las comarcas de la Marina Baixa
y la Marina Alta, aunque el tránsito de un carro debía de ser difícil. La
propia Sierra de Bernia tiene otros pasos más retirados al interior, muy
difíciles (pas dels Bandolers, el Portitxol, coll de Fachuch). Para dirigirse
de Callosa a Jalón (ya en la Marina Alta) se ahorraba, no obstante, dos horas
por el Portitxol, a pesar de su dificultad, dado que el camino costero suponía un
importante rodeo. Sin embargo, el tráfico de personas y de mercancías debía
discurrir preferentemente por este último en la época romana, a juzgar por la
viabilidad de la llanura litoral y por la importancia del poblamiento asociado
–así el asentamiento de La Pila, en Altea, que identificamos con un vicus
(Espinosa, 1996; vid. Martínez García, 2005, 39), o el de Garganes, donde se conocen
unos almacenes portuarios asociados a la desembocadura del río Algar, excavados
por Gabriel Segura (Espinosa, Sáez y Castillo, 2006, 38-39 y fig. 28).
Desde
Calpe, el camino continuaría hacia Denia por el trazado propuesto por F. Arasa
y V. M. Rosselló (1995, 120), en el que se incluyen restos de un puente
descubierto junto al río Gorgos.
Desde
el collado de Calpe hacia el sur, el camino no tendría mayores dificultades
–salvo los cauces de algunos barrancos– para alcanzar Altea, desde donde
continuaría ceñido a la costa, pasaría junto a los yacimientos de Cap Blanc, l’Albir
y el Ventorrillo, y aprovecharía la suave topografía del sinclinal de la Marina
para dirigirse a las inmediaciones de Benidorm, por el camí vell del Plà de la
Serra. Desde Benidorm el camino discurría al sur por la propia playa de
Poniente, aunque sabemos que la arena suponía una cierta incomodidad.
Puedes leer el artículo completo
en: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/28320/1/Lucentum_25.pdf
Las fotografías adjuntas
son:
1ª-
Vista general de la necrópolis del Poble Nou, sector Quintana. (La Vila Joiosa.
Arqueologia i museu. Museos Municipales en el MARQ).
2ª-
Restos de un recién nacido junto a la Torre de Sant Joseph.
3ª-
Acto de colocación de la primera piedra del nuevo museo simulando una ceremonia
romana.
4ª-
Enterramiento tumular en la necrópolis del Poble Nou, punto 56 del sector
Quintana. (La Vila Joiosa. Arqueologia i museu. Museos Municipales en el MARQ).
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