domingo, 31 de agosto de 2014

SOBRE EL NOMBRE DE LA CIUDAD IBÉRICA Y ROMANA DE VILLAJOYOSA Y LA UBICACIÓN DEL TOPÓNIMO ALONÍS/ALONAI/ALLON. 10ª PARTE




10ª PARTE

LVCENTVM XXV, 2006

SOBRE EL NOMBRE DE LA CIUDAD IBÉRICA Y ROMANA DE VILLAJOYOSA Y LA UBICACIÓN DEL TOPÓNIMO ALONÍS/ALONAI/ALLON
Antonio Espinosa Ruiz
Área Municipal de Arqueología, Etnografía y Museos de Villajoyosa
Área de Arqueología, Universidad de Alicante

En la primera parte de este artículo, el autor presenta un resumen del mismo, revisando la argumentación que en su día realizó en su Tesis doctoral.



Según la concepción de Llobregat, la sierra de Bèrnia, al N; y al sur el paisaje quebrado de la «frontera-desierto» (en palabras de este mismo autor), formado por barrancos y lomas chatas, que ocupa el paisaje costero entre Villajoyosa y El Campello (en el que se encuentra la dificultad principal del cauce del riu d’Aigües) suponían barreras infranqueables que limitaban la comunicación exterior de la comarca de la Marina Baixa a la puramente marítima. Hay algo de cierto en ello, en el sentido de que la comarca parece haber estado siempre volcada al mar, debido precisamente a estos obstáculos, pero en modo alguno son infranqueables, como veremos.
La propia Via Augusta se desviaba al interior para evitar este tramo costero –es decir, las montañas que rodean la Marina Baixa y caen perpendicularmente a la costa, dificultando el paso a las comarcas vecinas– (cf. Roldán, 1973; Morote, 1979b; Llobregat, 1983; Abad Casal,1985a y Rosselló Verger, 1992). A Dianium tan sólo llegaba un ramal, el mismo que debió continuar hacia el sur, para alcanzar Lucentum (cf. Espinosa, 1996).
Suscribimos plenamente la siguiente afirmación de A. Rodríguez Colmenero (1985, 401- 402): «lo normal en los trazados romanos de, sean éstas de la red oficial o promovidas por los municipios, es que se prolonguen hacia ciudades próximas o núcleos poblacionales de cierta importancia, de manera que ninguna ciudad, incluso marítima, constituye fondo de saco alguno para cualquier tipo de vía terrestre, salvo las que discurren perpendiculares a la costa. Por otra parte, la existencia en esa dirección de centros litorales tan importantes como Villajoyosa, el Tossal, Lucentum y Santa Pola, así como la misma importancia económica del litoral levantino en época antigua, persuaden en el sentido de que dicho camino, principal o secundario, tuvo que existir». Hay que tener en cuenta que en los itinerarios no tiene por qué estar reflejada la totalidad de la red viaria, aunque en nuestro caso, si es correcta la hipótesis de la identificación de Allon con la ciudad de Villajoyosa, sí encontraríamos referencias a la misma en varias fuentes.
En el repertorio de caminos de Juan Villuga (1546-1950) se recogen ambas rutas. Así pues, antes del gran desarrollo de las comunicaciones por tierra en el s. XVIII, la Marina Baixa estaba regularmente conectada con la Marina Alta y con l’Alacantí por la vía costera (cf. Piqueras y Sanchís, 1992). Este itinerario da como hitos Denia, Jávea, Teulada, Calpe, Altea, ‘Bien Duermo’ (=Benidorm), Villajoyosa y Alicante (vid. Arasa y Rosselló, 1995, 59).
Desde Villajoyosa, el camino pudo seguir por la costa, en dirección a Calpe, donde existe un importante poblamiento romano, para el que en su día propusimos su identificación con un vicus asociado a una importante villa a mare, los Baños de la Reina, a medio camino entre los municipios de Villajoyosa y Dianium: 20 millas romanas lo separaban de la primera y 24 de la segunda. Estos valores se ajustan a una constante (modica interualla) detectada en general en el número de millas que separan las mansiones, que se sitúan precisamente entre esos valores, 20 y 24 millas.
Para llegar a Calpe hubo de franquear las estribaciones de la sierra de Bernia, entre ésta y el Morro de Toix, por el punto conocido como «collado de Calpe», mencionado con frecuencia en documentos de época moderna. Este lugar estuvo controlado en época ibérica por el poblado de El Castellet (Calpe) –donde se erigió posteriormente un castillo islámico y, en época moderna, una casa de carabineros–. Su mera existencia invalida la hipótesis de la incomunicación comarcal hacia el N por la línea de costa. Constituía un paso incómodo, con fuertes pendientes, como quedaba reflejado en el Ytinerario de Catarroja a Alicante por Alcoy y de Alicante al mismo punto de partida por el litoral ejecutada por los capitanes del Cuerpo de E. M. del Ejército Don Nicolás Lloret y Reimer y Don Manuel Cortés y Morales, datado en 1853 (Pastor, 1985): en este documento se lo califica de «mal paso conocido en el país», y de «subida penosa». A la dificultad del propio collado hay que añadir los cauces de algunos barrancos que preceden a la subida por el lado de Altea.
No obstante lo dicho, el collado de Calpe es la opción menos mala para franquear la Sierra de Bernia y comunicar por el litoral las comarcas de la Marina Baixa y la Marina Alta, aunque el tránsito de un carro debía de ser difícil. La propia Sierra de Bernia tiene otros pasos más retirados al interior, muy difíciles (pas dels Bandolers, el Portitxol, coll de Fachuch). Para dirigirse de Callosa a Jalón (ya en la Marina Alta) se ahorraba, no obstante, dos horas por el Portitxol, a pesar de su dificultad, dado que el camino costero suponía un importante rodeo. Sin embargo, el tráfico de personas y de mercancías debía discurrir preferentemente por este último en la época romana, a juzgar por la viabilidad de la llanura litoral y por la importancia del poblamiento asociado –así el asentamiento de La Pila, en Altea, que identificamos con un vicus (Espinosa, 1996; vid. Martínez García, 2005, 39), o el de Garganes, donde se conocen unos almacenes portuarios asociados a la desembocadura del río Algar, excavados por Gabriel Segura (Espinosa, Sáez y Castillo, 2006, 38-39 y fig. 28).
Desde Calpe, el camino continuaría hacia Denia por el trazado propuesto por F. Arasa y V. M. Rosselló (1995, 120), en el que se incluyen restos de un puente descubierto junto al río Gorgos.
Desde el collado de Calpe hacia el sur, el camino no tendría mayores dificultades –salvo los cauces de algunos barrancos– para alcanzar Altea, desde donde continuaría ceñido a la costa, pasaría junto a los yacimientos de Cap Blanc, l’Albir y el Ventorrillo, y aprovecharía la suave topografía del sinclinal de la Marina para dirigirse a las inmediaciones de Benidorm, por el camí vell del Plà de la Serra. Desde Benidorm el camino discurría al sur por la propia playa de Poniente, aunque sabemos que la arena suponía una cierta incomodidad.



Las fotografías adjuntas son:
1ª- Vista general de la necrópolis del Poble Nou, sector Quintana. (La Vila Joiosa. Arqueologia i museu. Museos Municipales en el MARQ).
2ª- Restos de un recién nacido junto a la Torre de Sant Joseph.
3ª- Acto de colocación de la primera piedra del nuevo museo simulando una ceremonia romana.
4ª- Enterramiento tumular en la necrópolis del Poble Nou, punto 56 del sector Quintana. (La Vila Joiosa. Arqueologia i museu. Museos Municipales en el MARQ).




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