Fue Bernat de Sarrià, Capitán General de
la escuadra de la Corona de Aragón, quien decidió crear esta plaza fortificada
en la frontera del Reino de Valencia. La Vila Joiosa, cuyo nombre
significa “ciudad alegre”, se fundó en
1301 sobre las ruinas de la antigua ciudad primero ibérica y después romana.
La ciudad se construyó sobre un cerro que
se reforzó con murallas, necesarias en una época de conflictos con el vecino
Reino de Castilla y con la población de la comarca, en su mayor parte morisca y
rebelde ante el nuevo dominio cristiano.
Los barcos fondeaban a 200 metros de la
costa y en caso de mala mar los varaban, es decir, los subían a la playa. El
puerto de Villajoyosa funcionó de este modo durante tres mil años, hasta
comienzos del s. XX. Las obras del actual muelle del puerto no terminaron hasta el año
1936.
A comienzos del siglo XVIII, en el recinto amurallado vivían unas 1000
personas, y unas 500 en el arrabal de la mar, o barrios extramuros.
Se entraba a la ciudad cruzando el río
por el camino de Alicante, que seguía una antigua calzada ibérica y romana.
Este camino entraba por la puerta de poniente, llamada El Portal, que ya no se
conserva, pero se sabe que estaba protegida por dos torres cuadradas de
estilo aragonés. La puerta daba a una pequeña plaza, llamada Plaza Mayor, y a
la izquierda se accedía a la de la Iglesia. Allí está la actual parroquia de la
Asunción, que se construyó entre la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII. Es una
iglesia-fortaleza, porque forma parte de las defensas, y su cabecera forma la
torre más alta de la muralla. La actual capilla de Santa Marta se acabó de construir hacia
1740. Anteriormente se encontraba sobre la entrada al recinto amurallado y fue destruida en la guerra de Sucesión.
Frente a la actual entrada principal de la iglesia se hallaba el cementerio de la villa, pero los más pudientes se compraban el lugar de enterramiento familiar en la cripta, que se encuentra debajo del suelo del templo. Anteriormente a la construcción de la capilla de Santa Marta, la entrada principal del templo se encontraba en ese lateral.
Frente a la actual entrada principal de la iglesia se hallaba el cementerio de la villa, pero los más pudientes se compraban el lugar de enterramiento familiar en la cripta, que se encuentra debajo del suelo del templo. Anteriormente a la construcción de la capilla de Santa Marta, la entrada principal del templo se encontraba en ese lateral.
Las murallas que hoy se pueden
contemplar son de época de Felipe II. Se acabaron al mismo tiempo que la
iglesia, y fueron proyectadas por los ingenieros militares Cervelló y Aldana.
Consisten en grandes muros rectos, formando un polígono en cuyas esquinas se
colocaron torres circulares, con grandes ventanas llamadas cañoneras, para la
artillería. Las nuevas murallas se adosaron a otras medievales más antiguas y
mucho más débiles, incapaces de resistir los avances de la artillería
renacentista.
Hoy se conservan las dos torres de la
costera de la Mar, pero el resto, como también sucedió con las dos puertas de
la ciudad, se destruyeron a comienzos del s. XIX. Un
siglo antes, la guerra de Sucesión, había dejado el recinto muy afectado, y la desaparición del
peligro de los piratas berberiscos, junto a la expansión de la ciudad, provocó
esta destrucción.
La ciudad conserva hoy su planta típica
de reconquista, con tres calles que bajan paralelas hacia la mar y otras
perpendiculares.
En la esquina sur del recinto, se alzaba
un castillo medieval. Este edificio era el centro del distrito de Villajoyosa
para la protección de la costa, que abarcaba toda la comarca de la Marina Baja,
hasta Altea. Las torres de costa y de huerta transmitían la alarma de un ataque
berberisco a este castillo mediante fuego y humo, y desde él se pedían los
auxilios a Alcoy o a otras poblaciones cuando era necesario.
Desde el s. XVIII se comenzó a construir
también sobre las propias murallas, y los edificios que se adosaban a su cara
interior elevaron plantas sobre ellas, lo que ha producido su actual aspecto de
casas colgantes sobre el río.
Hoy Villajoyosa es uno de los cascos
antiguos mejor conservados de la Comunidad Valenciana, y uno de los mejores
ejemplos de la policromía tradicional de las fachadas mediterráneas.
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