lunes, 22 de septiembre de 2014

EL CASCO ANTIGUO DE VILLAJOYOSA



Fue Bernat de Sarrià, Capitán General de la escuadra de la Corona de Aragón, quien decidió crear esta plaza fortificada en la frontera del Reino de Valencia. La Vila Joiosa, cuyo nombre significa  “ciudad alegre”, se fundó en 1301 sobre las ruinas de la antigua ciudad primero ibérica y después romana. 
La ciudad se construyó sobre un cerro que se reforzó con murallas, necesarias en una época de conflictos con el vecino Reino de Castilla y con la población de la comarca, en su mayor parte morisca y rebelde ante el nuevo dominio cristiano.
Los barcos fondeaban a 200 metros de la costa y en caso de mala mar los varaban, es decir, los subían a la playa. El puerto de Villajoyosa funcionó de este modo durante tres mil años, hasta comienzos del s. XX. Las obras del actual muelle del puerto no terminaron hasta el año 1936.
    A comienzos del siglo XVIII, en el recinto amurallado vivían unas 1000 personas, y unas 500 en el arrabal de la mar, o barrios extramuros.
        Se entraba a la ciudad cruzando el río por el camino de Alicante, que seguía una antigua calzada ibérica y romana. Este camino entraba por la puerta de poniente, llamada El Portal, que ya no se conserva, pero se sabe que estaba protegida por dos torres cuadradas de estilo aragonés. La puerta daba a una pequeña plaza, llamada Plaza Mayor, y a la izquierda se accedía a la de la Iglesia. Allí está la actual parroquia de la Asunción, que se construyó entre la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII. Es una iglesia-fortaleza, porque forma parte de las defensas, y su cabecera forma la torre más alta de la muralla. La  actual capilla de Santa Marta se acabó de construir hacia 1740. Anteriormente se encontraba sobre la entrada al recinto amurallado y fue destruida en la guerra de Sucesión.
           Frente a la actual entrada principal de la iglesia se hallaba el cementerio de la villa, pero los más pudientes se compraban el lugar de enterramiento familiar en la cripta, que se encuentra debajo del suelo del templo. Anteriormente a la construcción de la capilla de Santa Marta, la entrada principal del templo se encontraba en ese lateral.
Las murallas que hoy se pueden contemplar son de época de Felipe II. Se acabaron al mismo tiempo que la iglesia, y fueron proyectadas por los ingenieros militares Cervelló y Aldana. Consisten en grandes muros rectos, formando un polígono en cuyas esquinas se colocaron torres circulares, con grandes ventanas llamadas cañoneras, para la artillería. Las nuevas murallas se adosaron a otras medievales más antiguas y mucho más débiles, incapaces de resistir los avances de la artillería renacentista.
Hoy se conservan las dos torres de la costera de la Mar, pero el resto, como también sucedió con las dos puertas de la ciudad, se destruyeron a comienzos del s. XIX. Un siglo antes, la guerra de Sucesión, había dejado el recinto muy afectado, y la desaparición del peligro de los piratas berberiscos, junto a la expansión de la ciudad, provocó esta destrucción.
La ciudad conserva hoy su planta típica de reconquista, con tres calles que bajan paralelas hacia la mar y otras perpendiculares.
En la esquina sur del recinto, se alzaba un castillo medieval. Este edificio era el centro del distrito de Villajoyosa para la protección de la costa, que abarcaba toda la comarca de la Marina Baja, hasta Altea. Las torres de costa y de huerta transmitían la alarma de un ataque berberisco a este castillo mediante fuego y humo, y desde él se pedían los auxilios a Alcoy o a otras poblaciones cuando era necesario.
Desde el s. XVIII se comenzó a construir también sobre las propias murallas, y los edificios que se adosaban a su cara interior elevaron plantas sobre ellas, lo que ha producido su actual aspecto de casas colgantes sobre el río.
Hoy Villajoyosa es uno de los cascos antiguos mejor conservados de la Comunidad Valenciana, y uno de los mejores ejemplos de la policromía tradicional de las fachadas mediterráneas.




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