martes, 16 de septiembre de 2014

El molino de La Llobeta de Villajoyosa



Se construyó en el último cuarto del siglo XVI o en los primeros años del siglo XVII. Es en este siglo, cuando debido a la escasez de agua que sufría nuestro municipio, se llevó a cabo la construcción del pantano de Relleu.
En el momento que se otorgó el privilegio de construcción del pantano por el rey Felipe IV en 1653, ya existían tres molinos en Villajoyosa, que utilizaban la fuerza motriz del agua: el molino de Alcocó, el molino de la Creu de Pedra y el molino de la Llobeta, objeto de este artículo.
Los molinos estaban bajo el dominio directo del Rey (Villajoyosa era una villa real), y para poder hacer cualquier gestión sobre ellos, se necesitaba la autorización del representante o administrador de las rentas reales. 
Adjunto uno de los permisos o licencias que el administrador de las reales rentas de Villajoyosa y su partido otorgó en febrero de 1717 para que se pudiera vender parte del molino de La Llobeta.
Así mismo, también adjunto parte de una escritura realizada en el año 1684, en la que se hace referencia a la venta de la cuarta parte del molino de La Llobeta, otorgada ante el notario Juan Iváñez el día 8 de junio del año 1604, por lo que se deduce que en ese año ya estaba construido.
A juzgar por las fuentes documentales, el Molino de la Llobeta estuvo en funcionamiento hasta principios del siglo XX, momento en el cual deja de funcionar, convirtiéndose hasta finales de dicho siglo como casa de labor.

El edificio fue construido en dos fases distintas:
La primera, como ya se ha apuntado anteriormente, a últimos del siglo XVI o a principios del XVII y perduró hasta el primer cuarto del siglo XX.

La instalación hidráulica donde se encontraban el rodete y las muelas para la molienda estaría en el interior del edificio, que en la actualidad se encuentra enmascarado por las reformas posteriores llevadas a cabo en el siglo XX, cuando pasó a convertirse en casa de labor.
El agua para mover el molino provenía de la acequia del Reg dels Horts o de Les Puntes; esta conducción a la altura del puente de la carretera nacional se ensancha convirtiéndose en una balsa alargada que permitía, por un lado, almacenar agua en época de sequía y por otro aumentar la presión y por tanto la fuerza del agua para mover las aspas del rodete.
El agua pasaría a través de una compuerta o partidor de madera engastada en sillares de piedra trabajados (hoy conservados) y de ahí, conectaría con el cubo o pozo vertical, perpendicular al vértice de la balsa, cuya función era la de transportar el agua con presión hasta el cárcamo donde se encontraba el rodete. Actualmente la superficie del cubo del molino se encuentra cubierto por tres grandes losas de piedra.
Además de la conducción principal, la balsa presenta dos salidas: una situada junto a la terraza superior que conecta con una acequia y otra en la parte baja del cubo hacia el cauce del río, eliminando así el agua sobrante de la balsa.
El uso del edificio como molino llegaría hasta principios del siglo XX, según fuentes documentales y por las estructuras de la balsa en el lado Norte del puente del Amadorio, en donde se puede apreciar una adaptación de la estructura hidráulica a los pilares del puente construido en 1868, hecho que implicaría que la balsa seguiría funcionando después de la construcción del mismo.

La segunda fase de la construcción del actual edificio del molino se realizó durante el segundo cuarto del siglo XX.

Desde los años 30 del pasado siglo hasta nuestros días, el inmueble y su entorno sufrieron una serie de modificaciones.
Por un lado, en lo que respecta a las estructuras originales, sufrieron una reforma constructiva en el módulo más meridional, donde se creó un balcón superpuesto al lienzo de la fachada principal en el primer piso y una estructura anexa en planta baja en el flanco oriental de la entrada principal.
Asimismo se realizaron unos refuerzos en las paredes exteriores y en las zonas más deterioradas aplicaron mortero de cal con áridos de arena de color. Ya en época más reciente se aplicó una pintura de cal blanca a todo el edificio.
Con la regeneración en el año 2009 de esa parte del rio, convirtiendo esa zona en un parque y la posterior intervención en el inmueble por las personas que formaron el grupo del curso de formación cualificada para operarios en intervenciones del patrimonio cultural, promovido por el Ayuntamiento de Villajoyosa durante el verano del año 2010, se limpiaron y regeneraron las partes exteriores del edificio así como los alrededores del mismo, quedando tal como se pueden apreciar en la actualidad.








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