martes, 14 de octubre de 2014

La fuente de la plaza de San Pedro de Villajoyosa



La emblemática fuente se construyó en el siglo XVIII al mismo tiempo que el barrio del Raval de Ponent, en el Casco Antiguo. Se trata de un monumento ligado a la historia de la ciudad, que se usaba como lavadero público y para suministro de agua dulce que se transportaba en cántaros hasta las casas. 


Tras más de dos siglos de uso continuado, la fuente presentaba un fuerte deterioro y un aspecto muy deslucido, por lo que en el año 2011, el Ayuntamiento, a través del Laboratorio de Restauración de la Sección Municipal de Arqueología, Etnografía y Museos, la restauró para que recuperara su aspecto original.


Actualmente está protegida como bien de relevancia local, la fuente está realizada en mármol negro y mármol rojo Alicante de una consistencia muy heterogénea. Este factor, unido a su ubicación tan cercana al mar, ha provocado, con el paso del tiempo, un deterioro rápido de la piedra expuesta al salitre y al viento, ocasionando una descomposición notable del mármol que se encontraba con abundantes oquedades y grietas.
El monumento, a lo largo de los años, ha tenido varias intervenciones, en las que se han ido utilizando diversos productos, que más que favorecer, perjudicaron la imagen de la fuente que, hasta la última rehabilitación, parecía remendada con parches de diversos colores. Por ese motivo, se consideró que tenía que recuperar su aspecto y su altura originales, rehaciendo, además, el remate de la copa".


La actuación más relevante de la restauración consistió en eliminar unas placas de mármol, colocadas en la segunda mitad del siglo XX, que remataban la copa superior (o elemento central desde el que sale el agua). Estas placas estaban fragmentadas y desprendidas y modificaban el aspecto que la fuente tuvo en origen. En su lugar se colocó una pieza que reproduce exactamente la forma y el tamaño que la fuente tenía cuando se realizó y a la que se dio un color similar al que tuvo la pieza original, desaparecida, pero que se pudo reproducir a partir de fotografías antiguas.


La fuente es uno de los elementos más típicos de las fiestas de San Juan y San Pedro, que son muy celebradas en el Raval de Ponent, y en ella se celebraba el "basí", en el que se llenaba la fuente con agua y mànguena (óxido rojo de hierro, o "almagra") y se echaban monedas que los niños debían recuperar del agua tintada de rojo. Todavía hoy la fuente está teñida de este color. Esta tradición está documentada ya desde el siglo XVIII, cuando se construyó el arrabal de la mar y la propia fuente. Es también un elemento clave en las fiestas de San Agustín del 28 de agosto, unas fiestas en las que se realiza el tradicional baldeo.



La fuente ha sido y sigue siendo uno de los elementos más singulares de la plaza de San Pedro, centro del arrabal que se construyó fuera de las murallas de la ciudad cuando cesaron los ataques de corsarios berberiscos a mediados del siglo XVIII, y que se convirtió en un barrio marinero cosmopolita durante el siglo XIX.









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