El cementerio islámico o maqbara se localiza en el mismo emplazamiento de
la mezquita y, como marca la tradición islámica, fuera del lugar de hábitat,
aunque próximo al camino que daba acceso al poblado (García, Llorens y Pérez,
2002).
Se han excavado 79 tumbas en total en un área aproximada de 300 metros cuadrados,
constatando dos fases en la evolución de la necrópolis: En una primera fase las
tumbas se concentran en la zona adyacente a los muros que delimitan la mezquita
por sus flancos NE y SE (muro de la quibla), cuya cronología se establece hacia
el siglo XII-XIII, en un contexto cultural almohade. En la segunda fase la
mezquita deja probablemente de funcionar como espacio religioso y pasa a
convertirse en parte integrante del espacio funerario hasta el mismo momento de
su abandono definitivo, en los años previos a la conquista cristiana, sin poderse precisar ni cuándo ni por qué se
inicia este fenómeno.
El
ritual de enterramiento cumple con todas las premisas propias de la cultura islámica
(Serrano y Castillo, 2000), se trata invariablemente de inhumaciones, en desigual
estado de conservación, donde los esqueletos aparecen dispuestos en decúbito lateral derecho, orientados los pies al NE,
la cabeza al SW y el rostro hacia el SE (Torres y Acien, 1995) (Torres Valvás,
1976). Los brazos mantienen por regla general las manos cruzadas sobre la
región púbica y las extremidades inferiores ligeramente flexionadas.
Debido
a prescripciones religiosas la mayoría de las tumbas se caracterizan por su extrema
austeridad y aunque no existen ajuares en sentido estricto, en ocasiones sí se ha
podido documentar la presencia de algún elemento de ornato personal junto al cadáver.
Por regla general los cuerpos son depositados en fosas
excavadas en la tierra y posteriormente inhumados, pero según el sistema de
cubrición es posible distinguir hasta tres tipos diferentes de enterramiento: Tipo
1. Corresponde al 56 % de las inhumaciones y es el tipo más generalizado. Se
trata de fosas estrechas de no más de 40 cm de anchura y una longitud variable
en función de las proporciones del individuo enterrado, ya sea infantil o
adulto, excavadas directamente en el estrato geológico y sin más tratamiento.
Tipo 2. A esta categoría pertenecen el 41% de las
inhumaciones y son fosas que participan de las mismas características que las
anteriores pero con cubierta de lajas de piedra.
Tipo 3. Es el más exclusivo de los tres con un
porcentaje del 3% de las inhumaciones. En este caso las fosas, además de
cubierta de lajas, cuentan con una superestructura tumular de planta
rectangular y sección trapezoidal, construidas con mampostería trabada con
barro y enlucidas con mortero de cal en toda la superficie. Llama la atención
el hecho de que en el interior de algunas fosas incluidas en los tipos 2 y 3,
se han encontrado restos de clavos y remaches de hierro, a veces incrustados
todavía en fragmentos de madera en avanzado estado de descomposición, que por
su disposición en la tumba deben corresponder a cajones o ataúdes.
En cuanto a la señalización de las
tumbas, sólo solo se han localizado dos trozos de estelas sobre piedras
calizas, fragmentadas y halladas fuera de contexto, que en su estado original se
encontrarían probablemente hincadas en la cabecera de alguna de las tumbas.
Éstas contienen una invocación a Alá en escritura cúfica. En los sectores
excavados se ha podido constatar claramente dos hechos: Existe una mayor
concentración de tumbas en las zonas inmediatas a los muros de la mezquita y
especialmente frente al muro de la quibla.
Las tumbas más elaboradas, como es el caso de las tumulares o las que
albergaron ataúd de madera, se sitúan en primera línea frente a la quibla.
Estas observaciones llevan a la conclusión
de que hay una preferencia lógica por hacerse enterrar lo más próximo posible a
la mezquita y al muro de la quibla en particular. Un privilegio que, por otra
parte, sólo parece estar al alcance de un grupo reducido de miembros destacados
de la comunidad, estatus que se refleja también en el tratamiento especial de
sus sepulturas.
Fuente:
L'ALMISSERÀ: TERRITORIO CASTRAL Y ESPACIO RURAL EN
ÉPOCA ISLÁMICA. José Ramón García Gandía (Museu de Finestrat)
Hola! Está vallado o en una propiedad privada, o se puede acceder sin problemas? Gracias!!! Es chulísimo!
ResponderEliminarHola Mary Argo, disculpa la tardanza en contestar a tu pregunta.
EliminarActualmente se puede acceder sin problema ya que, aunque los terrenos son de propiedad privada, están semi abandonados y no están vallados.
Un saludo