lunes, 11 de mayo de 2015

HISTORIA DEL PANTANO DE RELLEU

Aunque la gestación del pantano de Relleu comenzó ya en tiempos de Felipe III (1578-1621), se desconoce la fecha exacta del inicio de su construcción. Antes de la autorización real solo se pudieron estudiar los parajes del lecho del rio Amadorio para poder decidir el lugar idóneo y menos gravoso para la construcción de la presa, decidiendo que el más favorable y adecuado era el estrecho lindando con el término de Orxeta pero dentro de los lindes de Relleu.

En 1630 se retomó de nuevo la empresa cuando el Síndico de Villajoyosa  acudió al Rey Felipe IV (1606-1665) exponiendo la decadencia de la villa por la falta de cosechas a causa de la escasez de aguas para riego. La solicitud fue remitida el 10 de octubre de ese mismo año al Virrey de Valencia que, junto a la Real Audiencia, debía informar al Rey sobre la petición. El Señor de Relleu y el Administrador de la Encomienda de Orcheta, manifestaron su oposición a la solicitud de Villajoyosa, pero sus alegaciones fueron descartadas por falta de fundamento.

En julio de 1631, la Audiencia envió un arquitecto para que reconociera el lugar y tuviera en cuenta las pretensiones de las partes involucradas.

  
En febrero de 1632, el Rey ordenó a la Audiencia un nuevo reconocimiento por parte de dos peritos “prácticos en semejantes fábricas” y a costa de las arcas vileras. Sus conclusiones fueron remitidas al Virrey y por éste al Rey en diciembre del mismo año, mientras, el monarca recibía una nueva representación de Villajoyosa.

         Los fundamentos del Señor de Relleu en contra de la obra no debieron quedar muy claros en los anteriores informes, por lo que en marzo de 1633, de nuevo el monarca ordenó al Virrey la verificación de los mismos y dos Doctores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia fueron los encargados de examinar “in situ” las circunstancias de las alegaciones.

Ante la inminente aprobación de la obra, Orxeta se retiró del pleito en agosto de 1633, pero Relleu aún interpuso varias alegaciones a los capítulos propuestos por La Vila que fueron denegadas. 



Durante mucho tiempo, Villajoyosa solicito y suplicó ante Su Majestad el Rey Felipe IV, la autorización para poder levantar una presa en la que embalsar el agua para el riego de sus huertas y, después de más de 20 años, el monarca hizo que esa aspiración del pueblo vilero fuera una realidad, firmando el Real Despacho por el que se autorizaba al pueblo de Villajoyosa construir un pantano. Eran las 11 de la mañana (el Rey firmaba los despachos a esa hora) del día 8 de Mayo de 1653.

       Mediante ese documento se concedieron a Villajoyosa capítulos que hicieron posible la financiación de la obra. El reparto de las aguas era competencia exclusiva de los oficiales de La Vila y los regantes, solo vecinos de esta última obtendrían el agua en proporción a la tierra que poseyeran.


      Se especificaba el pago por todos los vecinos sin excepción para las actuaciones necesarias para la conservación de la obra. Se autorizó la construcción en término de La Vila de nuevos molinos y hornos ante el previsible aumento de la población.

      Finalmente, se excluía a las poblaciones de Orxeta y Relleu de los posibles beneficios del pantano ya que la construcción de la presa se realizaría en zona estéril y montañosa de ambos términos. A pesar de ello, el Conde, Señor de Relleu, no dejó jamás de oponerse y de reclamar contra el pantano y contra Villajoyosa.

     Se desconoce, no obstante, la fecha del inicio de su construcción y la de la conclusión de su primera fase. Algunos autores sitúan el inicio en 1689. Esté o no acertada la datación, si que se puede asegurar que en la primera década del siglo XVIII, aunque no concluida totalmente, ya retenía las aguas del Amadorio y posiblemente también gran cantidad de limos.

   
        La pared se levantó hasta donde alcanzaron los recursos económicos, no pudiendo, por falta de medios, elevarla hasta la altura proyectada. Aún así, sirvió para que los 200 regantes que utilizaban sus aguas, hicieran más fértiles sus huertas y debido al pantano, los campos vileros fueron cambiando de secano a regadío y en el año 1772 pasaban de 1000 los regantes, aumentando La Vila su comercio terrestre y marítimo gracias al bendito pantano.

         En el año 1790, debido al crecimiento de la huerta vilera y estando la obra vieja del pantano muy deteriorada, amenazando ruina por la penetración de las aguas en la pared y aprovechando que las cosechas del año anterior habían sido bastante copiosas en grano y hortalizas y que debido a ello todos los labradores vileros podían contribuir al gasto de la obra, se decidió arreglar la obra vieja y además levantar la presa unos palmos más.

      El Real Consejo acordó realzar la presa del pantano en 10 palmos y continuar su elevación hasta que los recursos económicos lo permitieran. Pero como las relaciones entre vileros y relleuenses no eran muy amistosas, el Real Consejo acordó en primer lugar la construcción de una casita para la guardia, haciéndose saber por bando público que ningún vecino de Relleu osara causar perjuicio en dicha obra, dando cuenta al Corregidor de Xixona para su debido cumplimiento por las villas de Relleu y Villajoyosa.

  
No obstante, el pueblo de Relleu con su cura párroco, el prior del convento y otros particulares con el consentimiento del ayuntamiento y representando al Conde de Puñonrostro, señor de Relleu, hicieron oposición a la obra por los perjuicios que la subida del agua embalsada pudiera causar en las tierras del pueblo así como las posibles enfermedades que pudieran acarrear las aguas estancadas.

     Siendo necesario el corte de leña para hacer la cal y otros menesteres, el dueño directo del pueblo junto a vecinos de Relleu, resistían en consentir dichos cortes de leña, sacar piedra y demás materiales que La Vila necesitaba para realizar la obra.
    
      Las autoridades de La Vila dudaron en la forma de proceder para hacer valer sus derechos, formalizar el recurso correspondiente en la Real Audiencia o acudir a otro tribunal para tener la seguridad de poder realizar los trabajos requeridos en el pantano, ya que la Justicia de Relleu detenía y ponía presos a los vileros que realizaban dichos trabajos.



      El Síndico Prior pasó por Relleu a fin de tomar testimonio ante el escribano, haciendo constar los desperfectos ocasionados por sus habitantes, merodeadores del pantano. Hizo notar que en la última hilera de piedras de la pared del pantano, existía una rotura de once palmos y cuarto, la casita de la guardia tenía parte del tejado desmoronado, la chimenea totalmente derruida, una tabla que servía de pesebre arrojada al agua, la puerta sin cerrojo y hecho astillas. En vista de todo ello y de los gritos y amenazas de los de Relleu consistentes en que lo que se hiciera durante el día, ellos lo desharían por la noche, pasó escrito de lo ocurrido a la Real Audiencia y debido a ello, el juez de dicha institución, mandó publicar en Relleu un despacho por el que se informaba que bajo multa de 50 libras, ningún individuo arrojase piedras u otras cosas en el cubo del pantano ni hiciese daño en la pared y casita.

 

     El Real Consejo solicitó que en caso de no apresar a los malhechores, la responsabilidad de los actos pasase al ayuntamiento de Relleu al igual que sucedía en el partidor de Orxeta.
        
         A pesar de todos los impedimentos que Relleu puso a esta obra desde el principio de la misma,  se llevó a cabo un recrecimiento de la presa en poco más de 5 metros de altura y 4 de grosor que consiguió levantar la pared hasta los 31,85 m.

          Actualmente su capacidad es de unos 0.6 Hm cúbicos y el radio de la presa es de 60 metros, constante en todo el muro, pero el ángulo es mucho menos abajo, donde la cerrada se estrecha hasta los escasos 2 metros y la presión del agua es mayor, por lo que requiere un muro más grueso y de gran rigidez. A los 28 metros de altura, límite de la obra original, se abre hasta los 40 metros, con lo cual bastaban 10 m. de espesor del muro.

 
        La gente de Relleu demostró en este asunto, estar unidos frente a lo que consideraron una intromisión en sus tierras y una injusticia el expolio de sus montes y de sus bosques de forma gratuita pero el caso fue ganado por La Vila ya que sus autoridades hicieron prevalecer uno de los privilegios que Bernat de Sarriá, vicecanciller del Rey, concedió en su carta puebla  del 8 de mayo de 1300 a los habitantes de Villajoyosa, consistente en poder cortar leña para lo que se necesitase, en todo su señorío y éste comprendía todo el territorio dentro del cual se utilizaba como medida la “barchilla sarriana”, estando Relleu comprendido dentro del mismo. Por lo tanto Villajoyosa quedaba libre de pago por el corte de leña para la obra del pantano.

        De todas formas, mal lo pasaron los vileros mientras duró la que fue una de las más importantes obras que a la postre propiciaría el principio del desarrollo de La Vila.



BIBLIOGRAFIA

Pablo Giménez Font- El pantano de Relleu y el riego de la huerta de Villajoyosa (1653-1879). Investigaciones Geográficas, enero-abril, nº 30. Universidad de Alicante.

Francisco Maciá Fuster- Documentación del archivo privado del autor.




No hay comentarios:

Publicar un comentario