El helicóptero nos trasladó desde Lukla al aeropuerto de
Katmandú donde nos estaban esperando dos ambulancias. Una de ellas se llevó a
la señora alemana y la otra a Joan y a mí. Subí en el asiento delantero junto
al conductor. No podía entrar puesto que el espacio era insuficiente. Con señas
le hice ver al conductor que no cabía y se encogió de hombros. Puse mis
rodillas pegadas al cristal parabrisas y así llegamos al hospital después de
una odisea con sirena incluida y que nadie respetaba ni hacían caso. Ya comenté
en el primer capítulo de Desafío Nepal (Mi experiencia) que allí la circulación
es un desbarajuste.
Bicicletas taxi en Katmandú
Ya en el hospital, la atención y la asistencia fue muy buena,
nos atendieron estupendamente. Muchas pruebas y nos llevaron a una confortable
habitación, no sin antes “tirar” a un muchacho que ocupaba una de las camas. La
única pega fue que el agua de la ducha y el lavabo salía amarillenta. Esa noche
ya comí algo sólido que nos trajeron a la carta de un restaurante y también
dormí. ¡Por fin!
Al siguiente día nos dieron el alta y Dawa, siempre pendiente
de nosotros, nos acompañó con un taxi al hotel.
El barbero afeitando en su lugar de trabajo (la calle)
Aún quedaban tres días para que nuestros compañeros volvieran
de la expedición y teníamos que aprovecharlos haciendo turismo.
Contratamos, todo y siempre a través de Dawa, un guía que
hablaba español, un coche de lujo y un chofer. Hicimos una tournée visitando
dos ciudades cercanas a la capital y que son Patrimonio de la Humanidad y la
gran estupa.
Ceremonia religiosa similar a la comunión católica
Cuando llegaron al hotel a recogernos, nos abrieron las
puertas del coche y el vigilante uniformado se nos cuadró haciendo el saludo
militar, nos sorprendimos y nos preguntamos a qué era debido todo eso. Esto se repitió cada vez que entrábamos y salíamos del coche y nos dimos cuenta de
que vehículos como ese había pocos y nos confundían o nos tenían como personas
importantes y/o ricas.
Muchos edificios apuntalados por el terremoto de 2015
Nos llevaron a la primera ciudad, Patan, llovía pero las
calles estaban llenas de gente, era fiesta religiosa. También llenas de agua y
barro. Se veía que era una ciudad con historia pero con muchos edificios
apuntalados por peligro de derrumbe debido al terremoto de 2015.
En la ciudad de Patan
Nos pusieron el punto rojo en la frente
Desde allí nos llevaron a la ciudad cultural de Bhaktapur.
Preciosa pero desastrosa, hecha ruinas por el terremoto y por la dejadez de los
nepalíes, sucia y abandonada. Una pena. Por sus derruidas calles llenas de
mierda y miseria estaban decapitando cabras porque era no sé qué fiesta.
Fachada del museo nacional del arte de Bhaktapur
Una cabra decapitada y quemada en plena calle
Todo por limpiar y arreglar pero no se veía a nadie
trabajando en ello ¡Qué lástima!
Por último nos llevaron a ver La Gran Stupa de Buda en
Katmandú, uno de los cuatro destinos budistas del Nepal. También afectada por
el terremoto pero ¿dónde estaba la gente que trabaja?
La Gran Stupa de Buda también en obras pero sin obreros
Dos días viendo la miseria de la pobre gente nepalí y lo que
hacen por sobrevivir. Esperando a que el grupo regrese de la aventura. Me
sobraron dos de los tres días.
El resto del grupo de regreso a la capital
Por fin regresaron y lo celebramos con una gran
comida (exquisita) en un restaurante internacional y por la noche, Dawa nos
invitó a cenar en un típico restaurante nepalí. Perfecto, muy bueno y amenizado
con bailarinas nepalíes que no estaban mal.
De comilona después de terminado el Desafío
El siguiente día nos llevaron al aeropuerto. Avión con
destino a Doha, capital de Qatar. Dos horas de espera y embarque con destino a
Madrid. Un total de doce horas de vuelo que se me hizo un poco pesado pero por
fin en mi querida España, el mejor país del mundo. Después de ver la miseria
que hay en esa parte del mundo, aprecio mucho más todo lo que tenemos aquí.
¡Muchos no sabéis la suerte que tenemos habiendo nacido en España!
El grupo en el hotel de Katmandú en la despedida
Estos relatos vividos en Nepal los titulo “Mi experiencia”.
He intentado contar cómo lo viví y qué sentí en esos momentos únicos e
irrepetibles, pero creo que eso es imposible. Esos momentos han sido
extraordinarios, impresionantes, originales, insólitos e inolvidables pero lo
más importante es que han sido personales, exclusivos de mí.
Solamente yo sé lo que sentí y lo que en cada de esos instantes pasaba por mi
mente. Ha sido mi experiencia y por lo tanto solamente yo la he vivido.
Una parte de la ciudad de Bhaktapur. Patrimonio de la Humanidad