Es una pedanía del municipio de Altea.
Cuenta con 583 habitantes, 2.334 habitantes en total contando con las
urbanizaciones que la rodean.
Jaume Antoni Martínez García en su
historia de Altea la Vieja, nos dice que el núcleo de población que conocemos
con el nombre de Altea la Vieja tuvo entidad propia desde la Edad Media hasta
el siglo XVI. Con anterioridad, la presencia de población en el territorio
comprendido entre el río Algar y la Serra Bernia tuvo hábitats importantes,
pero también sufrió intermitencias, desplazamientos poblacionales e incluso
vacíos demográficos.
Se han encontrado evidencias de un
poblado ibérico fechado en los siglos VI y V a.C. con una necrópolis junto al
camino de salida hacia la sierra. Existen algunos asentamientos rurales del
tiempo de la romanización.
Durante la época musulmana, el
núcleo de población más importante fue la alquería de Altaya, la cual con la
dominación cristiana convirtió su nombre en "Altea". Parte del antiguo
territorio de la Taifa de Denia (incluyendo Altaya- Altea) quedó bajo el
control de Al-Azraq, quien fue el que se sometió al vasallaje de Jaime I.
Con la conquista cristiana, el
topónimo Altaya pasó a ser "Altea", nombre que recibe la alquería o
aldea que había entonces en la actual población de Altea la Vieja. La
importancia de Altea fue tal, que recibió de Pedro III "El Grande"
una Carta Puebla, en el año 1279.
Posteriormente su importancia iría declinando,
hasta acabar desierta y hecha escombros, pero esta situación no se dio antes
del siglo XVI.
Su señor feudal, Roger de Llúria,
recibió en 1317 licencia para poder embarcar o desembarcar mercancías en playas
o cargadores situados en sus feudos, entre los que se encontraba Altea, siendo en
la playa de l'Olla donde se ubicó un puerto o fondeadero.
El Libro del Reparto (Llibre del
repartiment), recoge donaciones de tierras en la Altea de la época a Bernat
d'Espígol y a treinta y nueve compañeros suyos. Estos cuarenta cristianos
serían un pequeño caballero y sus peones de guerra, almogávares que deberían
defender y controlar el territorio evitando las insurrecciones.
En 1524 solo quedaban 8 habitantes,
todos ellos musulmanes, y en el año 1527 Altea quedó despoblada. Las casas de Altea
estaban deshabitadas, las calles desiertas y las tierras incultas. Unos años
después, otras personas acudieron a rehacer sus vidas en la otra orilla del
río, más al sur. El señor territorial les dio "tota clase de
facilitats" para que sus tierras le produjeran beneficios y les construyó
un nuevo pueblo sobre los escombros del otro anterior.
Pero para el nombre del pueblo prefirió
utilizar el nombre de la aldea abandonada más al norte, a los pies de la Sierra
Bernia, le bautizó "Altea". Las tierras de uno y otro lado se repartieron
entre los nuevos habitantes, los cuales se encontraron con una aldea toda en
ruinas, la vieja Altea. Este lugar, el poblado de las casas, lo denominaron
Altea la Vieja.
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