Es
tanta su historia y los lugares que su término goza, con las partidas de huerta
y sus rincones, que el paso inexorable del tiempo va cambiando sin que nos
percatemos, que por darla a conocer no habría espacio suficiente. Por ese
motivo, las fotografías y su historia, sacada de la página web del ayuntamiento
y de Antonio Espinosa Ruiz en Museo Municipal de La Vila Joiosa, la desglosaré
en dos capítulos.
1ª parte
El entorno de la ciudad posee con diferencia los
mayores terrenos agrícolas de la comarca, uno de sus dos ríos (el de La Villa o
Amadorio) y una buena playa con fondo óptimo para echar el ancla.
Carretera de circunvalación y entrada a Villajoyosa.
Si unimos a todo eso un cerro costero fácilmente
defendible, podemos comprender que Villajoyosa haya sido la capital histórica
de la comarca desde al menos el siglo VI a.C. hasta la época tardo romana (s.
VI d.C.) y posteriormente, después de unos siglos de los que no tenemos
testimonios, de nuevo a partir de la ocupación cristiana en 1300.
El casco antiguo de Villajoyosa.
De la importante ciudad ibérica, aún no se conocen
bien los restos que yacen bajo el núcleo antiguo, y que debe corresponder con
la Alonis que citan los geógrafos griegos de la época. Sí conocemos mejor dos
importantísimas necrópolis, las de mayor duración de la Península: la del Poble
Nou y la de les Casetes, ambas con tumbas entre los s. VI a.C. y al menos el s.
IV- V d.C., utilizadas durante mil años de forma ininterrumpida. En ellas se han
encontrado numerosas joyas fenicias de estilo orientalizante - entre las que
destaca el collar del Poble Nou - e incluso objetos de origen etrusco y egipcio.
Murallas de Villajoyosa.
En época romana el solar del núcleo antiguo y su
entorno continuaron formando un gran núcleo de población que consiguió la
categoría de municipium del emperador Vespasiano hacia 74 d.C. Bajo la actual
Plaza de San Pedro se encuentran los restos de unos vastos almacenes del puerto
romano, y en la partida de Torres, a 3 Km al este de la ciudad la torre
funeraria romana de San José, el monumento de este tipo mejor conservado de la
Comunidad Valenciana. También se han localizado dos grandes edificios de termas
municipales de la época, en la Jovada y en la calle Canalejas, este último es
el monumento romano de mayor porte que se conserva en la provincia de Alicante,
que se construyó en época de Vespasiano para conmemorar la promoción al rango
de municipium.
Casas del casco antiguo
Antes del año 1300 no se menciona la ciudad en
ninguno de los numerosos documentos que generó el proceso de reconquista y en
cambio si aparecen otras poblaciones del contorno, como Torres, Orxeta o
Finestrat, lo cual confirma que el solar que fue ciudad ibérica y puerto romano
estuvo despoblado en época islámica. Las numerosas excavaciones arqueológicas
en Villajoyosa confirman, hasta hoy, la ausencia de restos medievales
anteriores a 1300 y al contrario su abundancia a partir de esa fecha.
Carrer Arxius
Villajoyosa es por lo tanto una villa nueva, creada
por el capitán general de la escuadra de la Corona de Aragón, Bernat de Sarriá,
noble al servicio del rey Jaime II el Justo, en momentos de expansión
territorial de los reinos cristianos de Castilla y de Aragón por tierras
alicantinas y murcianas. La nueva población se construyó sobre el mismo cerro
que ocupó dos mil años antes la ibérica, aprovechando su inmejorable situación.
Bernat de Sarriá justificó la fundación por la compra de estas tierras a los
Frailes de Uclés (la Orden de Santiago)
en 1293, aunque la sentencia de un pleito posterior (1311) la consideró
ilegal y se las arrebató para devolvérselas a Pere Ferrandes de Hixar, que las
había disfrutado y administrado con anterioridad en nombre de la Orden.
En este lapso de 18 años, Sarriá, aprovechó para
fundar una ciudad de población cristiana, la única ciudad de población
cristiana, la única de su entorno en ese momento, rodeada de aldeas islámicas
que habían participado en importantes revueltas contra la corona valenciana
unos años atrás. Esa ciudad, la vanguardia, la punta de lanza del Reino de
Valencia, fue bautizada con el nombre de Vila Joiosa, que quiere decir "ciudad
alegre", y que fue repoblada con gentes provenientes del norte del antiguo
reino de Aragón.
Antiguo paseo de San Pedro en la playa de Villajoyosa.
El día 8 de mayo de 1300 (quizás fuera el 1301),
Bernat de Sarriá concedió a la ciudad una carta puebla que fijaba el
territorio, las condiciones de posesión de las tierras, los impuestos, los
derechos y deberes de los vecinos. El núcleo antiguo aún conserva la planta
típica de una ciudad de reconquista, con urbanismo en parrilla, caracterizado
por calles largas que descienden hacia la mar en paralelo a las murallas y
otras que las cruzan perpendicularmente. El eje principal era el calle Mayor,
que descendía hacia el mar desde la puerta principal, el portal, situada al
norte.
En el siglo XIV el rey Pedro IV concedió a la ciudad
el privilegio de embarcar cereales, aceite de oliva, vino, pasas, almendras y
otros frutos. De hecho, en los s. XIV y XV, Vila Joiosa es el único puerto
autorizado para la embarcación de mercancías en la comarca. La pesca, el
comercio, los astilleros para la construcción de barcos y la agricultura eran
los pilares de la economía local. Distintas familias nobiliarias se sucedieran
en la posesión de la ciudad, que en 1443 obtuvo el codiciado privilegio de
pasar a ser villa real. Anualmente un consejo de seis personas dirigía sus
instituciones y un alcalde administraba el patrimonio local en nombre del rey.
Villajoyosa desde el espigón de su puerto.
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