VI relato de “La Barbera. Una burbuja en el tiempo” o “Cuando los límites se
entrecruzan”.
Conviene recordar que estos relatos o
historias, ocurrieron a diferentes personas, o esas personas sintieron algo
raro en su interior cuando en un momento dado se hallaban en la casa de La
Barbera. Es posible que solo fueran “alucinaciones” provocadas por la sugestión
del lugar y que la mente hiciera ver o sentir lo que llamamos “algo extraño”.
Pero lo cierto es que en la actualidad aún
viven unas ocho personas (aparte del equipo de la Sociedad Española de
Investigaciones Para-psicológicas que en el año 2008 estuvo investigando allí), las cuales vieron y sintieron lo que cuento
en estos relatos.
Fueron
muchas las ocasiones en las que fui testigo de cosas raras, no solo yo, también
mi familia pudo ver o sentir sensaciones que no eran normales, o por lo menos
así lo hemos creído.
Desde
finales de 1992 hasta que empezó la restauración de la finca La Barbera en el
año 2002, fueron numerosos los casos extraños, anormales o sorprendentes, no sé
cómo definirlos, pero las personas que pasamos algún tiempo en esa
extraordinaria mansión, hemos sido testigos de primera mano de que, en aquel
lugar, a pesar de que no moraba nadie, salvo la guardesa y su hija menor,
seguían viviendo los Aragonés, en su mundo, pero seguían allí.
argobitacora.blogspot.com
Fuimos
diez u once personas las que sentimos y percibimos esas extrañas sensaciones:
sentirse observado, sentir que tienes a alguien detrás, notar un roce sin haber
nadie alrededor, oír alguna voz estando solo e incluso acompañado, tener de
súbito un escalofrío, ver personas que de repente desaparecen, etc.
Tal ha
sido y continúa siendo el poder enigmático y misterioso de la finca, que en dos
ocasiones fui solicitado para que intermediara con el fin de poder visitarla, a
pesar de que sólo se podía acceder a la planta baja.
kudika.ro
La
primera vez, fue una de mis primas y pude enseñarle esa parte de la casa. Antes
de finalizar la visita la llevé a la habitación que había en la parte trasera
de la gran chimenea, tuve que ausentarme unos segundos, dejándola sola en esa
pequeña estancia, en ella, se encontraba un paragüero con las sombrillas más
preciosas que he visto jamás. Oí que mi prima hablaba, supuestamente a alguien,
y eso me sorprendió porque la había dejado sola.
Foto de niña fantasma. Marcianitos Verdes
─No te preocupes, ─Decía─ sólo estoy viendo la
casa. Tranquilo que no voy a tocar nada. Solo estoy de visita, pero me marcho
ahora mismo.
Inquieto, volví a la habitación y vi que mi
prima estaba hablando con el retrato de un Aragonés, posiblemente Cayetano
Aragonés Aragonés, que juntamente con otro de una señora, tal vez Francisca
Urrios Pérez, colgaban de una de las paredes. Este matrimonio se casó en 1891 y
fueron los padres de los últimos Aragonés.
Siglo XIX_retratos de hombres. Repositorio de la PUCP
─ ¿Con quién hablas? ─Le pregunté.
─Ese
señor desde que he entrado aquí no para de mirarme, además con muy mala cara ha
fruncido la frente, haciéndome gestos con la cabeza para que me fuera.
Me quedé atónito. Pero al mirar el cuadro, me
impresionó la penetrante mirada del Aragonés.
Retrato, óleo sobre lienzo, XIX. Trastos Viejos
En la
segunda ocasión, fue un compañero de trabajo el interesado en ir a La Barbera.
Aún no habíamos recorrido la mitad de la planta, cuando me suplicó que
saliéramos de allí. No podía soportar más la tensión, tenía todo el vello
erizado, se sentía observado desde todos los rincones y a pesar de ser verano
le entró mucho frio.
─Por
favor, por favor, sácame de aquí.
Lo vi con mala cara e inmediatamente salimos
al exterior.
─ ¿Qué
te pasa? ─le dije.
─No lo sé, pero aquí no vuelvo nunca más.
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