Artículo publicado en el Libro de Fiestas de Sant Miquel
L'Ermita 2018
Tres son las principales
calles que hay en La Ermita, la de Doña Rosa Grau, el Carreret y la calle
Fabiola.
La más espaciosa y la que
desde siempre ha sido la principal entrada al barrio, es la de Doña Rosa Grau.
Si La Ermita ha tenido un lugar
emblemático, este ha sido, sin duda, el Carreret. Actualmente semi abandonado y
antaño lleno de vida, con sus ya desaparecidas casas habitadas por particulares
e inolvidables puras familias ermitañas.
Árbol de Navidad plantado en La Ermita
Pero, si casi desconocidos han
sido los nombres de esas calles para el resto de vileros (también para los
ermitaños, salvo el Carreret), la calle Fabiola aún lo sigue siendo, incluso
para algún residente actual de la misma.
Ermitaños nos sentimos los que
nacimos allí y los que, en un momento dado, vinieron buscando una mejora en sus
vidas, hermanándose y fundiéndose con los nativos de La Ermita. Algunas de
estas familias ermitañas van ya por la tercera generación. Cuando a cualquier
ermitaño, en La Vila, nos preguntan ¿de dónde eres?, sin pensarlo, orgullosamente
nos sale de lo más profundo, “de La Ermita”. Incluso siendo o viviendo en
cualquier partida rural de los alrededores del barrio, con arrogancia decimos,
“de La Ermita”.
Calle Fabiola de la Ermita
La calle Fabiola, siempre cargada
de movimiento, de energía, de aliento, de vida. Posiblemente y desde siempre,
con todas o casi todas sus casas habitadas.
La calle de Joanet “El
Pachell”. Distante apenas 20 metros de la casa de mi abuela. ¡Cuántos recuerdos!
Mi mente me traslada a los
años 60 del pasado siglo. Cincuenta años atrás. Recuerdo a las personas que
vivían en la calle Fabiola, aunque el nombre de algunas se me resiste y también
el lugar exacto donde residían.
La calle comienza a formarse
entre las esquinas de las casas del ti Chimo y del ti Tomás “el Llebre”. Nada
más entrar en ella estaba la cuadra donde el mismo ti Chimo encerraba su burra.
Mi memoria se pierde
recordando al ti Kiko “el de les cabres” y la tía Pepa. A María “de Orcheta” y
sus tres hijos, Vicent, Geroni y María. A Michor y Pepa “la Morena” y su hijo
Francisco Iborra. A Gostí Masiá, su mujer Malena y sus tres hijos, Michor,
Jaume y Gostinet. Al ti Toni “el de les llums” y a su mujer, la tía Francisca.
A Toni Domenech, su mujer Àngela “Tanina” y sus tres hijos, Pepe, Tomás y Toni.
Interior de la calle Fabiola de La Ermita
Posteriormente, aunque sin salirnos
de esos años 60, se fueron integrando otras personas, que también formaron e
incluso siguen formando parte de la historia de la calle Fabiola de La Ermita.
Los hermanos Cristóbal y Paco
Fernández, junto a sus padres. Diego Vera “el del barracón”, con su mujer Juana
y sus tres hijos, Alfonso, Juanita y la hermana mayor cuyo nombre he olvidado.
Joaquín Salas “El Paloma”, su esposa y toda su numerosa prole (algunos
continúan viviendo allí). El hermano del “Paloma”, Gerónimo Salas “Geromo” con
su esposa y su también nutrida progenie. Emilio “el gitano” y toda su familia.
Etc. Etc.
¡Calle Fabiola! Muchos de los
ermitaños y ermitañas nombrados, que corretearon arriba y abajo por tu entonces
pedregoso y polvoriento suelo, ya no están entre nosotros. Los años pasan
rápidamente, incluso para ti, pero los humanos acusamos peor que tú el paso del
tiempo. Has visto nacer, vivir y morir a muchos ermitaños, pero todos, sin
excepción, han nacido, vivido y fallecido con el orgullo de ser de La Ermita.
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