viernes, 30 de agosto de 2019

Préstamo particular para la baronía de Finestrat. Año 1711

Hace más de 300 años, la villa y baronía de Finestrat necesitaba dinero para poder hacer frente a alguna de sus necesidades. En ese tiempo poco debía recaudar su ayuntamiento y necesariamente, tres de sus ciudadanos asumieron tal necesidad y contactaron con un rico hacendado de Villajoyosa al que rogaron y solicitaron la ayuda en forma de préstamo para la baronía.

                                                      Villa de Finestrat

Llegaron a un acuerdo, pero el prestamista sabía que difícilmente el ayuntamiento de Finestrat le podía devolver la cantidad prestada, por lo que puso como condición imprescindible que los tres súbditos del barón respondieran con sus bienes e incluso con sus personas.

                                                       Calle de Finestrat

Aunque desconozco los motivos de la urgencia de la disposición monetaria, tendría que ser algo muy necesario, ya que Vicente Lorca, Miguel Lloret y Francisco Buforn, no solo reconocieron ante el escribano público la deuda contraída, deuda que se obligaron a zanjar el día de San Miguel Arcángel del posterior año, sino que además, en el mismo acto, renunciaron a todos sus derechos, instando ellos mismos a que se les condenara en caso de no hacer efectiva la cantidad prestada en la fecha acordada.

                Parte del documento en el que constan los testigos y la firma del escribano. Año 1711

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lunes, 5 de agosto de 2019

Préstamos a los hijos. (Documento de 1619)

Actualmente, muchísimos hijos viven de sus padres y ni por asomo les pasa por sus cabezas el devolver los que los progenitores les dan o hacen por ellos.
Seguro que en más de una ocasión han pedido dinero, olvidándose después de devolverlo, claro que, seguramente los padres no aceptarían esa devolución.
Posiblemente, este asunto haya existido desde que el ser humano puso los pies en este mundo, pero no siempre el dinero se ha dado de forma altruista, por lo que se ha tenido que devolver, o como mínimo reconocer.
Hace ya más de 400 años, una mujer vilera prestó dinero a su hijo y éste tuvo que reconocer por escritura pública la deuda contraída con su madre.
El documento adjunto es la escritura formalizada ante el notario Pedro Juan Lloret el día 8 de enero del año 1619.
Está escrita con una mezcla de valenciano y latín, pero se puede leer perfectamente, o no, en valenciano: que Gaspar Mayor, labrador de la presente villa de Villajoyosa (Vila Joyossa, con y), confieso y reconozco deber a Ángela Soler, mi madre, dieciséis libras moneda real de Valencia, por otras que me prestó. Las cuales prometo devolver y pagar.
Fueron testigos, Francisco Torralba y Pedro Lloret de Bernat, labradores de la dicha villa.


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