A lo
largo de la historia, la gente que ha habitado el barrio de La Ermita, los
ermitaños, han sido gente humilde y campesina. De entre estas modestas
familias, también han surgido insignes i altruistas personas que han dejado su huella
en pro de sus paisanos.
En
este apartado están, Don Álvaro Esquerdo, famoso médico y cirujano, además de
benefactor, que junto a su hermano Pedro, hicieron varias donaciones al pueblo
vilero a lo largo de sus vidas.
Don
Tomás Ortuño “Saleta”, otro médico que, aunque nació en L’Aixiuili, se consideraba
ermitaño, se casó con Doña Ángela “la senyoreta” (otra ermitaña) y se
instalaron en el centro de La Ermita, en el lugar donde los que tenemos más de
60 años conocimos y llamábamos “la barandilla” (junto a la actual farmacia). ¡La
de kilómetros que se recorrió por los caminos y sendas rurales del término
municipal para visitar a sus enfermos!
Recuerdo
a Don Gaspar Ortuño, el practicante y barbero de La Ermita. Con su moto Guzzi
65 del año 1953 recorría la mayoría de las partidas rurales de los alrededores (Era
Soler, Alcocons, Xauxelles, Mediases, Aixiuili, Tosalet de Melases, etc.). En su
casa y clínica siempre había gente que acudía para ser asistidos por Don Gaspar.
Moto Guzzino 65 de 1953
Pero
además de estos ermitaños, hubo otros vileros que, con su labor altruista, hicieron
mucho por las personas que entonces vivían en el campo, agricultores,
campesinos y sus familias. Uno de esos médicos rurales fue Don Miguel Buforn
Arques. Don Miguel nació en Villajoyosa a finales del siglo XIX, hijo de
agricultores, y quizás fue esa la causa por la que dedicó su vida profesional a
ayudar a los demás. Fue una persona muy generosa con los necesitados. Cuando
acudía a visitar a un enfermo, sabiendo que no tenían para pagarles, al
despedirse decía: Ja traurem conters
altre dia que ara tinc presa! Pero
antes, sin que nadie se diera cuenta, ya había dejado debajo de la almohada del
enfermo, alguna que otra moneda. Una grave enfermedad acabó con su vida allá
por los años 50 del pasado siglo.
La
breve historia de a continuación, es una mezcla de realidad con algo de
ficción, pero creo que define perfectamente la figura de un gran médico y mejor
persona. Relata la generosidad y el altruismo de Don Miguel Buforn con los más
necesitados, pero quiero que también sirva como homenaje a todos los vileros y
ermitaños en particular, que cuando tuvieron ocasión, se volcaron en pro de sus
paisanos.
Esta es la historia
Un
día, como cualquier otro, Don Miguel salió de visita para reconocer a sus
enfermos, diseminados por toda la huerta vilera.
Casi a
diario, en esa tarea empleaba varias horas, ya que el territorio es extenso y,
además, en ese tiempo, los caminos y sendas no eran todo lo espaciosas y
despejadas que lo son ahora.
Ese
día alargó su recorrido hasta el borde del río Torres. Allí, en una casona que
estaba sobre el ribazo que forma su rambla, vivía Gaspar Mingot “El Madero” y
su familia. Betriu, su mujer, y sus cuatro hijos, tres varones y una hembra. Madalena,
que así se llamaba la hija, tenía 25 años.
Gaspar
era el “mediero” de esa finca, propiedad de una importante familia de
Villajoyosa.
Casa junto al río Torres donde vivían los Maderos.
Madalena
ayudaba a su madre en las tareas de la casa y a menudo sacaba al pastoreo un
pequeño rebaño que tenían. Llevaba siete años festejando con Pepet, un joven
labrador dos años mayor que ella.
En ese
tiempo, la vida era muy dura, sobre todo para las personas que trabajaban y
vivían del campo. Sus trabajos apenas les daba para sobrevivir.
Pepet
y Madalena habían hecho cientos de cábalas, cálculos y suposiciones para poder
casarse y formar su propia familia, pero ¿cómo, si apenas tenían para poder comprarse
unas alpargatas?
Una
tarde, al igual que otras muchas, Pepet fue al encuentro de Madalena, ya que
sabía las zonas por las que solía pastorear.
¡Madalena!
¡Madalena! ¡Ja tinc la solució! – Le gritó antes de
llegar a su altura.
¡M’ha dit Rafel, el cosí de Kiko “el Mayoro”, el que se’n
va anar a Amèrica, que el seu cosí guanya els diners a cabassos! ¡Que
segurament l’any que ve, torne a casa i en portarà un sac! ¡I aixó que soles fa
quatre anys que se’n va anar!
Madalena
estaba inmóvil, sin apenas pestañear y con la mirada fija en Pepet.
¡Pero Pepet, aixó són molts anys més esperant poder
casar-mos!
¡No, soles serán tres, i aixó passa volant! – Contestó Pepet
- ¡Quan torne ric, viuràs com una reina! ¡Seràs l’enveja de totes les xiques de
La Vila! ¡Ens comprarem una casa i un xicotet hortet perquè t'entretingues en
ell i tindrem cinc o sis xiquets!
Las
palabras de Pepet ilusionaron a Madalena. Se fundieron en un abrazo con beso
incluido, no sin antes mirar en todas las direcciones para asegurarse de que
nadie pudiera verlos.
Pepet
arregló todos los papeles necesarios y en tres meses embarcó en Barcelona rumbo
a las Américas. Su destino, Nueva York. Casi tres semanas en medio del océano,
y después de seis días más de penalidades con las autoridades inmigratorias, se
trasladó a Boston, unos 350 Km. más al norte.
Mientras
Pepet trabajaba como “un burro” en la construcción, que era la industria más
creciente y donde más se ganaba, aunque también era una de las más peligrosas
por la falta de seguridad en las obras, Madalena contaba los días para juntar con
ellos un mes, y así, decirle a alguno de sus hermanos que pasara por la
estafeta del pueblo para preguntar si había carta de su amado y al mismo tiempo
dejar allí la suya con destino a América. Mes tras mes, pasaron dos años hasta
que dejaron de recibirse cartas de Pepet.
¿Por qué no escribe? ¿Habrá pasado algo? –
Se preguntaban en casa de los “Maderos”.
Tres
meses después, una carta con el matasellos de Boston (Estados Unidos), llegó
hasta la partida del Clot, a la casa de José Martínez “el Caponet”, padre de
Pepet. En ella se le comunicaba, que su hijo había fallecido el 10 de agosto,
debido a una caída desde la planta décima de la obra en la que trabajaba.
Casa en la partida El Clot donde vivían los Caponet
El
mismo José Martínez se desplazó hasta la casa del “Madero” para comunicar la
fatal noticia. Ésta no solo dejó perplejos a todos, Madalena se derrumbó
perdiendo el sentido. A partir de ese día, vagaba como una sonámbula.
Una fría
mañana de primeros del mes de diciembre, estando Madalena haciendo la colada en
el río Torres, que discurría a pocos metros de su casa, le sorprendió un pequeño
aguacero, y a pesar de estar cerca de la vivienda, la dejó empapada. Llegó a
casa y se cambió de atuendos, pero el efecto de la ropa mojada sobre el cuerpo y
el frío ambiente invernal, hizo que Madalena enfermase.
Ese fue
el motivo que llevó al doctor Don Miguel hasta la casa de Gaspar “el Madero”.
Don Miguel, com veu a la xiqueta?
– Preguntó Betriu.
Totes les nits, ves posant-li al pit, un paper d’estrassa
en oli calent. Ademés, ves fent-li a menut, fregues per l’esquena, d’aigua d’eucaliptus
prou calenta. I ja vorem! – Replicó el doctor.
Bo Betriu, despús-demà tornaré, pero recorda, ben tapaeta i
que cove eixe constipat! Que no salçe del llit per a res!
Pasaron
más de dos semanas y Madalena no mejoraba.
Un día,
cuando volvía de una de sus visitas, se encontró de cara con Gaspar, el padre
de la enferma.
Bon dia Gasparet!
Bon dia, Don Miguel! Vull que em diga la veritat, com està
la meua filla?
Malament, Gaspar! El constipat de la xiqueta s’ha tornat pulmonia,
no menja res i la febra i la tos no se li’n van! Estic molt preocupat!
Pero…algo es podrá fer?
Mira “Madero”, no vull enganyar-te, ho tenim fotut! Madalena
porta vint dies al llit i per compter de millorar, va empijorant!
Vol dir-me vosté que no es pot fer res? Que no hi ha solució?
Don Miguel
puso su brazo derecho encima del hombro de Gaspar, y mirándole fijamente a los
ojos, le dijo: A part d’un miracle, en el
que no crec, soles n’hi ha una, i eixa és molt difícil.
Lo que siga Don Miguel! Lo que fassa falta per a salvar a
la meua xica! – Saltó como un resorte Gaspar.
L’única esperança és un nou medicament que fa molts pocs
mesos s’ha provat a Espanya! Està fabricat als Estats Units i és molt difícil
aconseguir-ho! Els militars americans solen tindre-ho, pero… com aplegar fins a
ells?
Gaspar
agachó la cabeza y con los ojos llenos de lágrimas se despidió del doctor.
Tres
días después del desalentador encuentro, apenas un par de horas después de la
salida del sol, Don Miguel, junto a Toni, hermano de Pepet, aparecieron sudorosos,
debido a la apresurada caminata que se pegaron por llegar cuanto antes a la
casa de los “Maderos”.
Gaspar!! Betriu!! On esteu? – Gritaba
la pareja mucho antes de llegar a la casa.
Madero!! Madero!! On estas, collons?
– Resoplaba Don Miguel jadeando con poco aliento.
Normalmente,
a esas horas, Gaspar debería de estar en plena faena del campo, pero no se sabe
por qué, ese día se encontraba en casa.
Qué són eixos crits? Qui xilla d’eixa manera?
– Dijo Betriu.
Salieron
a la puerta de casa y vieron cómo la pareja se iba acercando velozmente.
Che, qué passa? A qué venen eixos crits?
– Les preguntó Gaspar.
Gaspar!! Betriu!! El remei!! El medicament!!
– Contestó Don Miguel levantando el brazo y enseñando un pañuelo con algo enrollado
en su interior. No perdem temps!
Ya en
el interior de la casa, el doctor sacó de su pequeño maletín negro una cajita
metálica. Puso dentro de ella una aguja hipodérmica y derramó un poco de
alcohol en su interior al que prendió fuego y de esa forma desinfectarla.
Cuando
entendió que la aguja ya estaba esterilizada, la puso en una jeringa, donde previamente
había vaciado el medicamento y lo inyectó en la debilitada paciente.
Ara a deixar que açó fassa la seua faena! Ben tapaeta i a
esperar! – Dijo el médico.
Cuando
salieron al patio exterior de la casa, los preocupados padres, le preguntaron:
Don Miguel, voste creu que aixó farà efecte? Per cert, qué
li ha posat a la meua filla?
Don Miguel
les respondió: Tenim que esperar 48
hores, en eixe temps, sabrem si la cosa va be o no! Jo tinc moltes esperances perqué
eixe nou medicament ve dels Estats Units, i ja s’ha demostrat que fa milacres!
Pero…costarà molts diners! Com ha pogut aconseguir-ho?
– Dijo Gaspar.
Che! Pos tens raó! Ni sé lo que val, ni sé com aplegat fins
ací! – Contestó Don Miguel.
Che Tonet! – Dijo el doctor
dirigiéndose al joven que lo acompañó hasta la casa de los “Maderos”. A vore, m’has dit que esta matinà, un “melitar”
ha portat a ta casa una caixeta en la que duia la botelleta que hem utilitzat per
la injecció, acompanyada d’una carta! A més,
vos a dit que aixó venia d’Amèrica i era penicilina! Que no hi havia temps a perdre,
que buscàreu al metge i se la subministrara a Madalena, la malalta!
Aixó és el que m’has dit quan has aplegat a ma casa!
Si Don Miguel, aixina ha sigut, eixa és la pura veritat! –
Contestó Toni levantando los hombros.
Jo he llegit el paperet que venia acompanyant la botelleta
del medicament, i a pesar de que estava tot escrit en anglés, he pogut entendre
les indicacions que ahí venen! – Dijo el doctor.
Sé que no és lo correcte, pero no teniem temps per a perdre
i siga lo que Deu vullga!
Tonet, vine cap ací! A qui heu demanat açò? Qui era eixe “melitar”que
vol ha portat?
Toni,
con cara de extrañeza y asombro, levantó los hombros exclamando: Che Don Miguel, jo no sé res! Soles sé lo
que li he dit!
Mare meua quin embroll! Tira cap a ta casa a vore que diu
ton pare! – Dijo Don Miguel.
Hacia
el Clot se fueron, no sin antes decirle a los “Madero” que estuvieran atentos a
las reacciones de su hija y que volvería al día siguiente.
Llegados
a casa de Pepe “el Caponet”, le vieron arando un bancal cercano y el doctor lo
llamó, diciéndole que se acercara a casa. Así lo hizo y una vez en el interior,
se sentaron alrededor de una mesa cuadrada, no sin antes llamar a la mujer del “Caponet”.
Anem a vore si puc entendre este embolic!
– Se arrancó Don Miguel.
Pepe, dime! D’on heu tret el medicament?
L’ha dut este matí un “melitar” americà que está a l’Aitana!
– Contestó Pepe.
Don
Miguel se estaba poniendo colorado, miraba fijamente al “Caponet” con los ojos saliéndose
de las órbitas.
I ja está? Aixó és tot? –
Saltó el doctor.
També ens ha dut una carta, pero mosatros no saben llegir i
l’hem deixat ahí damunt del moble! – Replicó
Pepe.
Porta-me-la Tonet! – Dijo Don
Miguel.
Don Miguel
vio que el matasellos era de América y el remitente, José Martínez Lloret, el
hijo de Pepe y novio de Madalena. Abrió el sobre. En su interior, una carta con
caligrafía temblorosa y muchas faltas de ortografía.
Un
silencio sepulcral. Las tres miradas de los “Caponet” fijas en Don Miguel y
éste, apenas sin aliento y sin despegar los labios, con alguna dificultad, intentaba
leer las palabras escritas en ese papel.
Qué diu? Qué diu? –
Rompió el silencio Pepe.
A vore si puc llegir-la! –
Dijo el médico.
Boston a 6 de diciembre de 1944
Mi siempre amada Madalena, se que no has dejado ni un solo
momento de pensar en mí. Por mi parte, desde el momento que te vi por primera
vez, cuando participaba en las cucañas de las fiestas de San Agustín de la
playa, cada latido de mi corazón ha sido tuyo y ahora que no late, todo el
inmenso amor que he ido acumulando, me mantiene en contacto contigo.
No quiero que vengas a
acompañarme, necesito que vivas, porque cada palabra, cada paso, cada movimiento, cada momento
de tu vida, va a ser una parte muy importante de este universo infinito movido
por el amor. Y tú, dulce niña mía, eres todo amor. Tienes que dejar en ese
mundo material la huella de tu paso por él. Esa huella que yo hubiera querido
dibujar contigo y que un día perfilarás junto con otro hombre. Solo quiero que
sigas siendo la suave, delicada y agradable mujer que grabó mi alma con la
llama del amor y cuando llegue el momento, vendrás, yo te esperaré, porque toda
la eternidad es poco tiempo sabiendo que algún día estarás a mi lado.
La medicina que te adjunto, te curará.
Michael es un amigo mío. Es un soldado americano y habla
español. Lo conocí cuando iba camino de Boston y cuando me enteré de que lo
trasladaban a España, a la base militar que los americanos tienen ahí en Aitana,
me puse en contacto con él para que te llevara el medicamento. En Estados
Unidos se está utilizando mucho y está salvando muchas vidas y los militares
americanos lo tienen en todas sus bases por el mundo. Se llama penicilina.
Le he dado la dirección de mi casa porque es más fácil
encontrarla y está más cerca de la casa de Don Miguel el médico.
Te dejo ya, siempre te querré. No estoy en tu mundo, pero siempre estoy contigo. Me marcaste perpetuamente
con el fuego de tu amor.
Tu Pepet
Aunque
Don Miguel quería disimular, no lo consiguió. Los cuatro tenían los ojos llenos
de lágrimas.
El meu Pepet, quant la volia! – Sollozó
la madre.
De veres! Pero…mosatros no li hem dit mai que Madalena estaba
malalta! Com ho haurà sabut? – Dijo Pepe, el padre.
En
esos momentos, Don Miguel, fijó su mirada en la fecha del matasellos del sobre.
Mare de Deu senyor! Açó cada volta es
complica més! Com pot ser? – Clamó levantando los brazos.
Qué passa ara, Don Miguel?
Teniu encara la carta que vau rebre en la que vos
comuniquen la defunció del vostre fill?
Trau-la, Maria! – Ordenó
Pepe a su mujer.
María
sacó la carta y se la dio a Don Miguel. Éste la leyó y volvió a mirar la fecha
de la última de Pepet. Se quedó pensativo, como si se hubiera quedado con la
mente en blanco.
Che Don Miguel, díga-mos algo!
No sé si estic tornant-me loco o m’ha tornat ja! – Dijo.
En esta carta vos diuen que Pepet va faltar el dia 10 d’agost!
Madalena va caure malalta el 5 o 6 de decembre! I pareix que eixe mateix dia,
Pepet li escriu i l’envia el medicament!
Hi ha algú que puga explicar açó?
Después
de dos copitas de mistela, Don Miguel se despidió de los “Caponet”. Enfiló el
camino hacia su casa que estaba en la Creueta y esa noche casi no durmió,
dándole vueltas a la cabeza para intentar averiguar el misterio.
De
madrugada, saltó de la cama como un resorte, sobresaltando a su mujer y
diciendo: Ja está! La carta!
Esperó
a que se acercara la salida del sol, los gallos cantaban y no pudo aguantar
más. Me’n vaig a casa del “Madero” a vore
a Madalena, pero antes passaré per ca'l “Caponet”!
Los
primeros rayos del sol intentaban asomarse por “l’illa”, cuando llegó al de Pepe
el “Caponet”. Pepe, soc jo, Don Miguel! Obri!
Don Miguel, que matiner! Passa algo? – Dijo
Pepe abriendo el portalón de casa.
La carta, dona’m la carta que va dur el “melitar”!
María
corrió a por ella y se la entregó.
Don
Miguel se puso a leer de nuevo la carta, puso todos sus sentidos y su atención en
ello y llegado a un punto, se quedó como petrificado. “y ahora que no late”, “No quiero que vengas a acompañarme, necesito que
vivas”, “cuando llegue el momento, vendrás, yo te esperaré, porque toda la eternidad
es poco tiempo sabiendo que algún día estarás a mi lado”, “No estoy en tu mundo,
pero siempre estoy contigo”.
Dobló
la carta, la puso en el sobre, se lo entregó a María y con un “bon dia” se fue alejando, camino del
Secanet, hacia el Torres.
Llegó
a casa de los “Maderos”, visitó a Madalena y comprobó que ya no tenía fiebre. Durante
el tiempo que estuvo reconociéndola, cada vez que sus ojos se posaban en la joven,
le parecía ver a Pepet sonriendo junto a ella. Dio unas consignas a Betriu. Dijo que volvería al día siguiente y enfilando una senda se dirigió hacia
Mediases para seguir con su periplo de visitas.
Se autoriza la difusión y el uso de esta publicación siempre que se nombre la fuente.
Hola, buenas tardes.
ResponderEliminarMi nombre es Vicente J. Olmedo y mantengo una web dedicada a las Ermitas y Santuarios de la Comunidad Valenciana: https://www.ermitascomunidadvalenciana.com/
He visitado tu blog que me ha resultado muy útil para mis reseñas de las ermitas de la Marina Baixa. Enhorabuena por tu trabajo.
En estos momentos estoy buscando información sobre una ermita particular, dedicada a la Virgen de los Desamparados, que forma parte de una finca conocida como "Villa Francisca", situada en la partida de Les Rebolles, al norte del término próxima al embalse de Amadoiro. Te estaría muy agradecido si pudieras darme cualquier tipo de información sobre este templo, del que sólo conozco su localización. Perdona que me comunique contigo utilizando el formulario de comentarios pero no he encontrado o no he sabido encontrar un e-mail al que dirigirme. Dispongo también de una imagen de esta ermita, pero no puedo hacértela llegar por este medio.
Disculpa la molestia y en todo caso te agradezco tu atención. Puedes ponerte en contacto conmigo en el e-mail ermitascomval@gmail.com
Si en alguna cosa te puede resultar de utilidad, me tienes a tu disposición. Cordiales saludos y hasta pronto.