El marqués de Camarasa, virrey del reino de Valencia, en carta fechada el 24 de enero de 1661, hizo saber a Su Majestad, el rey Felipe IV, que en la baronía de Relleu había gran malestar e inquietud debido a las maneras y conductas de los bandos que formaban las familias de los Cabot y los García. Desde hacía algunos años que los desafíos y provocaciones ocasionaban molestias y aunque en algunas ocasiones sellaron la paz, esta no era muy duradera.
Algunos de sus componentes habían cometido delitos y por ese
motivo estaban ausentes de la villa y disponían de armas. La desconfianza y el
recelo entre ellos era tal, que cualquier cosa, por leve que fuera, los
exaltaba. No había pasado mucho tiempo desde que, debido a unos galanteos, los
Cabot mataron a dos moros que estaban de parte de los García.
En Villajoyosa ocurría lo mismo entre los Llorca y los
Llinares.
También en Muchamiel, las familias de los Berenguer y García
por una parte y los Pastor y Alberola por otra, debido al parentesco y amistad
entre ellas, estaban enemistadas.
El virrey de Valencia, Don Manuel Gómez de los Cobos y Luna,
marqués de Camarasa, mandó a estos lugares un batallón con el fin de terminar
con las alarmas y perturbaciones que los individuos de estas familias
ocasionaban al resto de los vecinos de las poblaciones mencionadas.
La operación se saldó con algunos presos en sus villas y
otros conducidos a Valencia. Posteriormente, los que contaban con algún delito
grave, fueron llevados a la frontera con Portugal a servir militarmente. Así
mismo, se decidió, que los que no ostentaban tales culpas, después de haber
hecho las paces, abandonaran sus lugares hasta nueva orden.
Uno de los Llorca, que se encontraba preso en Villajoyosa,
aunque no por tener pendiente delito alguno, y era conocido por ser persona
tranquila y de buena aptitud y condición, al no estar comprendido entre los que
serían mandados a formar parte del ejército, solicitó a las autoridades del
momento el empleo en el real servicio, ya que había colaborado con ellas en la
quietud de esos lugares.
En la solicitud pidió ser nombrado capitán y de serle
concedida tal graduación, se llevaría en su nueva compañía, no solo a los
Llorca, Cabot, Lorenzo, Pastor y Alberola, que entre todos sumarían unos
treinta individuos, sino que completaría el escuadrón hasta los cincuenta
hombres y con ellos serviría dos campañas.
Al virrey le pareció conforme, ya que en la zona se le
consideraba una persona distinguida y apreciable, además ya había servido como
alférez en dos ocasiones en las campañas de Cataluña.
Los García, Llinares y Berenguer no formaron parte de esa
compañía, pero fueron a servir en Portugal, cada uno por el tiempo que se les
señaló según sus delitos.
Fuente: Documento de los Archivos Estatales.
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