¿Está en la Almiserá de los Aragonés la torre o atalaya de
defensa de lo que en la edad media fue el lugar de Torres?
En uno de los programas que el investigador y experto en
parapsicología, Pedro Amorós, realizó junto con la especialista en radiestesia,
Marta Ruíz, en el interior del caserón de la Almiserá de los Aragonés, en el
que nos mostraba detalladamente una parte de dicha edificación (actualmente en
total ruina), en un momento dijo: “Parece que esta parte de la casa es más
antigua que el resto”.
Me quedé con esa frase y durante varios días me estuvo
rondando por la cabeza.
Tengo que decir que, con anterioridad, yo ya había estado
varias veces en ese mismo lugar y no me había percatado de lo dicho por Pedro
Amorós, pero algo me decía que tenía que volver, y volví.
Fachada exterior de parte de la casa de los Aragonés en la Almiserá
Una vez dentro del edificio, mis miradas eran pausadas,
recreadas y detalladas en cada punto de sus paredes, puertas, orificios, piedras,
etc., y la visión de todo ello ya no era la misma que en las anteriores
ocasiones. Alguna que otra vez he dicho
que no soy técnico en arqueología, ni mucho menos en arquitectura, pero soy un
entusiasmado de ello y he trabajado mucho colaborando con los técnicos
profesionales del museo de Villajoyosa, y gracias a ellos algo he adquirido.
Y ¿Qué tiene que ver este artículo con todo eso?
Voy al asunto y seguro que poco a poco lo vais a ir entendiendo.
El topónimo Torres no es árabe, evidentemente es latino y
posiblemente viene desde tiempos romanos (o quizás ibérico-romanos). Torres ha
sido conocido desde tiempos inmemoriales, desde siempre. Es muy posible que
cuando los árabes se instalaron allí, lo hicieran sobre, o junto, a restos o
indicios de anteriores civilizaciones (esto son solo hipótesis personales).
Textos muy antiguos nombran a Torres, y no creo que fuera por la buena calidad
de sus tierras, sino porque allí debía encontrarse algún poblado o acrópolis.
Existen documentos antiguos (medievales y posteriores), que
hablan del castillo de Torres: “De su permanencia en Murcia queda su
testimonio escrito el 30 de septiembre cuando firmaba el documento por el cual
Sayyid Abu Zeyd vendía a la Orden de Santiago los castillos de Tuy, Orcheta y Torres
en territorio aragonés”. Del Tratado de Alcaraz al de Almizra. De la
tenencia al señorío (1243–1244) de Juan Torres Fontes. Miscelánea Medieval
Murciana. Vol. XIX-XX. Años 1995-1996. Págs. 279-302.
Hago constar que esta parte de territorio fue conquistado por
Jaime I en el año 1245 y en el documento anteriormente citado se dice que ya
era “territorio aragonés”. Es debido a que un año antes (1244), había
tenido lugar el Tratado de Almizra, en el cual se dejaron delimitadas las
fronteras entre Aragón y Castilla.
En el
Tratado de Al-mizra (Tractat d’Almisra), se dice: “Se establecía la frontera en una línea que comenzaba en
Jarafuel y el río Cabriel, es decir, el Valle de Ayora-Cofrentes para Castilla,
pasaba por Almansa y Burjaharón, la actual Torre Grande, término de Almansa, y
separaba por “... Castalla, Biar, Relleu,
Xixona, Alarc, Finestrat, Torres, Polop, la Mola que estroba prop
de Aigües, Altea i tot el que hi havia dins
els seus termes”.
En el Tratado
se nombran villas y lugares que se consideraban importantes, es decir,
significativos o primordiales en esa época, y debía ser porque en ellos había o
se ubicaba algún tipo de fortaleza o construcción militar. El Cantal, la Mola o
el Cantal de la Mola son la misma cosa. En la Revista d’investigació i assaig
de la Marina Baixa. Associació d’Estudis de la Marina Baixa. Sarrià, nº 14.
2018. Escribí un artículo titulado “Exploració del cim del Cantal”.
Noticia de una escalada a la cima del Cantal, posible ubicación del castillo o
torre medieval de la Mola. Págs. 119-123. Ahí digo, que por sí mismo, el
Cantal, ya es una torre o un castillo y además inexpugnable. Sólo le falta una
cabaña o barraca en su cima.
Pero volvamos a Torres.
En “La toponimia de la Marina Baixa”,
Francesc-Xavier Llorca Ibi (Universitat d’Alacant), nos dice: “…encontramos
topónimos que tienen relación con la presencia romana: Torres “construcción
defensiva”, que queda como nombre de río en Villajoyosa”. (Aprovecho para decir que en el mismo trabajo nos dice que el
topónimo Almiserà quiere decir “el linde, el lindero”).
En el nº 15 de la anterior nombrada revista
Sarrià, Agustí Galiana, en su artículo de documentación “Breu història de la
comanda de Muntalbà al regne de València”, en el apartado de Orxeta,
Torres i Vilajoiosa, indica que en el año 1244, el último rey almohade de
Valencia consiguió la propiedad de los lugares de Orcheta y Torres (Galiana
2016).
Torres fue adquirido por Bernat de Sarriá en 1293 (Agustí Galiana)
Sigue diciéndonos Galiana, que los documentos
que nos hablan de las revueltas de Al-Azraq en los años 1258 y 1275-1280,
mencionan a Orcheta y Torres. Esta última, era una alquería islámica abandonada
en tiempos de la conquista, territorio incorporado al nuevo término municipal
de Villajoyosa. En su artículo, anota Galiana, que un documento de esa época
nos dice que los moros de Torres tenían barcas, con las que atacaron a las
fuerzas de Pedro el Grande.
En el libro de Ramón Ferrer Navarro “Conquista
y repoblación del reino de Valencia”, en su página 68, hay dos alusiones al
castillo de Torres. En la primera nos dice, que el caudillo árabe
Alazraq, en el año 1258 arrebató al rey aragonés los castillos de
Finestrat, Orcheta, Torres, Polop y Jalón. En la segunda alusión,
escribe: “Tras la capitulación del caudillo mudéjar, el rey le destierra y
entrega los castillos de Polop, Altea, Jalón, Tárbena, Planes, Orcheta, Torres
y Serra de Finestrat a los alcaides musulmanes que le habían ayudado en su
lucha contra Alazraq”.
“Conquista y repoblación del reino de Valencia”
por Ramón Ferrer Navarro
De todo lo anteriormente anotado, se puede
deducir que, Torres era un lugar bastante conocido y por lo tanto importante en
época anterior y durante la conquista del reino por parte de Jaime I.
Que los lugares importantes tenían castillos,
fortalezas o torres de vigilancia con soldados. En 1244 y 1258, se nombra al castillo
de Torres, y a Torres como villa o lugar de referencia en las lindes entre
Castilla y Aragón. Ha quedado claro que Torres quiere decir construcción
defensiva.
En el mismo año de 1244, un rey almohade se
hizo con la propiedad de Torres, por lo que no sería un lugar intranscendente o
insignificante.
El caudillo árabe Al-Azraq estuvo en Torres
sublevando a sus habitantes y estos disponían de barcas con las que abordaron a
otras fuerzas, por lo que algunos de sus vecinos tendrían que ser guerreros,
luchadores o soldados de la época.
Bernat de Sarriá adquirió Torres en el año
1293. Probablemente por ser un territorio con situación destacada y
trascendente.
Ahora nos trasladamos a la actualidad.
Recerques
del Museu d’Alcoi. 10 (2001). 125-134. “Proyecto L’Almisserà. Prospecciones
arqueológicas en el término municipal de La Vila Joiosa (Alicante)”, de José
Ramón García Gandía, Alicia Luján Navas, Sergio Llorens Campello, Germán Pérez
Botí y Susana Soriano Boj. En la pág. 133, escriben: “También se ha constatado una
estructura rectangular de unos 12x20 metros en la cota más alta de un cerrito
amesetado en el punto que hemos denominado área IX, cuyas pequeñas dimensiones
y estratégica posición nos inclina a pensar que pudiera tratarse de una atalaya
o torre vigía”.
Restos de lo que podría ser una Atalaya en el cerro amesetado
Así mismo, José
Ramón García Gandía, Sergio Llorens Campello y Germán Pérez Botí, en
“L’Almisserà: Territorio castral y espacio rural en época islámica”. II
Jornadas de Arqueología Medieval. Petrer-Novelda, del 3 al 5 de octubre de
2003. “De la medina a la vila”, presentan un mapa del área de L’Almisserà
donde se refleja perfectamente la distribución de los yacimientos (Figura 1).
En este mapa se puede apreciar el punto o zona que los autores llaman
“Atalaya”, que está entre los dos poblados o alquerías, Alfarella y Tossal de
L’Almisserà.
Quien haya estado en ese lugar del cerrito
amesetado, ha podido apreciar los pocos restos que allí quedan. Los vestigios
de lo que fueron muros o paredes son tan delgados o estrechos que es imposible
pensar en una torre o atalaya tal como son las que conocemos en la costa. De
haber sido una construcción de vigilancia, tuvo que ser muy floja o enclenque.
Aunque para vigilar se podría hacer hasta desde la cima de un árbol.
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Plano de la distribución de los yacimientos de la Almiserá. García Gandía, Llorens y Pérez. |
Pero el motivo de este artículo, es esa
construcción que parece hecha con antelación al resto del edificio llamado casa
de la finca de la Almiserá de los Aragonés.
La fortificación de la casa de la Almiserá se
pudo construir ya en tiempos de los cristianos, o también cabe en lo posible que
fuera una torre de huerta construida en tiempos de las incursiones berberiscas
o moras.
Sea como fuere, lo cierto es, que a mí me
parece una construcción defensiva que se edificó anterior a la casa principal
de la finca y se encuentra en un montículo o pequeño cerro desde el que se
divisa gran parte de los accesos al territorio interior desde el mar. La Cala,
la torre del Aguiló, la playa del Torres, l’Aixiuili y todos los pasos o
caminos que conducían a Finestrat se pueden observar desde ese lugar.
Interior de la estancia que pudo ser una fortificación
El interior es un rectángulo de unos 9x4
metros. A pesar de que la vivienda, sus corrales, cuadras y demás estancias
están en total ruina, derrumbadas o con grandes grietas que gritan derribo muy
próximo, esta parte es robusta y se conserva muy bien, sin ninguna grieta. Sus
paredes son sólidas y en ellas se ven dos aspilleras por el interior, un hueco
que fue una puerta, tapiada hace muchos años, pero que no medía más de 130 cm.
de altura (si se hubiera construido al mismo tiempo la casa y esta cámara, no
tendría sentido hacer esa puerta tan pequeña) y otra puerta abierta
posteriormente a la construcción de este recinto que comunica con las cuadras y
el desnivel con ellas es de aproximadamente un metro.
Una de las esquinas con lo que fue una puerta, actualmente tapiada
Será. No será. Deben ser los expertos quienes
lo digan. De momento, aquí está mi testimonio, pero si todo se derrumbara sin
que haya sido estudiado por los técnicos, quedaría la duda, y en el caso de
ser, sería irreparable esa pérdida de una parte de la historia de Villajoyosa.
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