Debido a los constantes ataques y desembarcos de los moros en las costas del Reino de Valencia, en el año 1552 el virrey redactó un documento con las ordenanzas para la Guardia Marítima de este Reino, que era la institución para la defensa de la costa. En 1576 fueron completadas para las compañías de caballos de la costa, que era una fuerza de intervención inmediata.
En sitios estratégicos se
construyeron atalayas, comúnmente en lugares altos, que eran unas torres desde
las cuales se vigilaba el campo o el mar y se daba aviso cuando el momento lo
requería.
Los hombres que realizaban en las
torres la vigilancia diurna eran los atalayas y la nocturna los escoltas.
Como complemento a los atalayas,
estaban las compañías de caballos de la costa, formadas por los atajadores y
sus caballos. A partir del año 1560 estas compañías quedaron organizadas en
cinco en todo el litoral del Reino de Valencia. Una de ellas se alojaba en
Villajoyosa.
Los atajadores eran vigilantes
móviles, exploraban los caminos, la costa y los lugares recónditos cerca del
mar. Cada uno contaba obligatoriamente con un caballo. Estaban adscritos a una
torre con la misión de recorrer su sector. Iniciaban la ronda y regresaban a su
torre, caso de estar todo en calma, se levantaba la señal de seguro en lo alto
de la torre, lo que informaba a pescadores, labradores y barcos, que podían
faenar sin riesgo de ser capturados. Si se detectaba peligro, el atajador
partía desde la torre o lugar de vigilancia hasta la población para dar aviso a
las autoridades y a la gente del lugar.
Durante los siglos XVI y XVII a
consecuencia de los numerosos ataques berberiscos, se fortificó el casco urbano
de Villajoyosa, además de su término municipal, con un sistema de torres de
huerta construidas en sus campos y unas torres vigías o atalayas en su costa.
Villajoyosa era capital de
Requerimiento y su distrito abarcaba toda la costa de la comarca, desde el
Mascarat en el término de Altea hasta el Barranco de Aguas, hoy término de El Campello,
pero en ese tiempo frontera de Villajoyosa con el municipio de Alicante. Todo
ello se controlaba desde el castillo de Villajoyosa, que se encontraba en el interior
de las murallas en su esquina sur.
En el año 1626, la compañía de
Villajoyosa tenía enormes problemas económicos para su mantenimiento. Hasta
cuatro traslados a San Juan se produjeron durante la primera mitad del siglo
XVII, pero siendo reclamada por la población vilera regresaron a esta localidad.
Los efectivos de cada compañía eran
18 soldados, sin incluir al capitán, al alférez y al trompeta.
El 21 de noviembre de 1618, el Veedor General Don Francisco Carroz de Vilaragut, conde
de Sirat, que era el jefe de toda la costa del Reino, se presentó en
Villajoyosa para pasar revista a su compañía de caballos, así como para abonar
los salarios atrasados que se debían, pero solo pudo hallar en la villa al
capitán, al alférez, al trompeta y a diez de los soldados.
En el mismo documento
firmado por el veedor general, existen unas notas en las que dicen que se
pagaron las nóminas de esta compañía desde el año 1646 hasta 1648.
En otro documento de
fecha 29 de agosto del año 1653, el Justicia en lo civil y criminal de
Villajoyosa, a requerimiento de dos vecinos de la villa, se presentó en la casa
de Jaime Lorca para realizar el embargo de sus bienes por impago.
El notario que
acompañaba al Justicia, entre otras cosas redactó lo siguiente: “…accedimos
a las casas del dicho Jaime Lorca de Jaime para hacer ejecución y sentencia de
lo dicho a Jaime Lorca, que es soldado de a caballo y que es del fuero y
jurisdicción de la capitanía general, por lo que dicho Justicia no podía tocar
dichos bienes y que, si pretendían algo contra él, que acudieran a la capitanía
general que era el juez de éste”.
Los militares y los eclesiásticos tenían un fuero especial y
no podían ser detenidos ni juzgados por la justicia ordinaria. Pero eso es otra
cosa. Este documento nos dice que en 1653 Villajoyosa seguía teniendo
atajadores.
Un soldado de caballería de Villajoyosa en el año 1653. |
Una de las fuentes: “Conquistar
el miedo, dominar la costa”. Arqueología de las defensas del resguardo de la
costa en la Provincia de Alicante (SS. XIII-XVI). José Luís Menéndez Fueyo.
MARQ. Museo Arqueológico de Alicante. Serie Mayor, nº 12.
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